ntegrantes de la División Balizamiento de la Base Naval Ushuaia, de la Armada Argentina, pusieron nuevamente en funciones el faro "San Gonzalo", una de las señales más importantes que se erigen en las costas de la provincia de Tierra del Fuego, bañada por las aguas del Canal Beagle. Además, se realizó el mantenimiento de las balizas "Elizalde" y "Punta Pique", y del faro "San Pío".
El faro "San Gonzalo" está ubicado en Punta Kinnaird, sobre el cabo que lleva el nombre de la luminaria, en proximidades de bahía Aguirre. Es un sitio de diversas dificultades topográficas, y merced a los fuertes vientos reinantes en el área, la estructura de la señal luminosa se derrumbó y quedó fuera de funcionamiento.
En ese sentido, la semana pasada zarparon, a bordo del aviso "A.R.A. Alférez Sobral", seis integrantes del grupo de Balizamiento para su reparación. El objetivo principal fue realizar la tarea en "San Gonzalo", pero también hacer el mantenimiento de las balizas Elizalde y Punta Pique, que se ubican en los extremos de Puerto Español, y luego desarrollar un trabajo similar en el faro "San Pío".
Según comentaron los marinos, las tareas se realizaron con un clima desfavorable, de modo que el suboficial primero Andrés Figueroa, que era el encargado del grupo, dividió al equipo en dos, a fin de acelerar las tareas en las balizas "Elizalde" y "Punta Pique", mientras que otro grupo se encargó de San Gonzalo.
"El trabajo en la baliza Elizalde fue muy complicado, debido a que desde la playa, en la que se puede desembarcar, hay al rededor de 600 metros cuesta arriba, por lo cual, la carga de elementos para la labor se hizo desgastante", relató el encargado, anotando que "distinta fue la situación en la baliza Punta Pique, que si bien tiene una costa de desembarco muy rocosa, es mas accesible su llegada", así, e último grupo tuvo suerte y pudo realizar sus tareas en un corto plazo.
En cuanto a las tareas en el faro "San Gonzalo", el militar aseguró que se tornaron más difíciles, y por ese motivo, al grupo designado se le integró parte de la dotación del Aviso. En conjunto, pudieron efectuar el emplazamiento de la estructura del faro que se encontraba caída.
"La costa muy rocosa y resbaladiza complicó el desembarco de los materiales, fue una tarea que nos llevó la toda una mañana, y recién por la tarde pudimos comenzar con la reconstrucción", recordó. A su vez, explicó que "al caerse la torre, de material plástico reforzado con fibra de vidrio, sufrió daños en la parte de sujeción que lleva 18 tornillos de anclaje a la base de cemento", acotando que "para poder reparar el panel dañado tuvimos que desarmarlo por módulos".
Al día siguiente, las tareas fueron divididas en reparación de torre, armado de los módulos restantes, soporte de panel solar, armado de contravientos y cajón para alojamiento de baterías. "Una vez colocado los dos primeros tramos de la torre, el panorama se empezó a complicar, debido a que se levantaron fuertes vientos con lluvia y granizo, pero pese a ello, el ánimo del personal no decayó e ilusionados con terminar esa tarde proseguimos", manifestó. Así, con las últimas luces de la tarde y bajo un intenso frío, finalmente subieron el último módulo que contiene la linterna y la dejaron en funcionamiento.
El faro San Gonzalo está en funcionamiento desde 1928, pero en 1970 se decidió realizar su reemplazo porque la estructura se encontraba muy deteriorada. La construcción de una torre troncopiramidal de hierro, con franjas horizontales rojas y amarillas alternadas, de una altura total de 7 metros, le otorgó un alcance óptico de 7,2 millas. Desde el 10 de abril de 1985, su luz fue alimentada por energía fotovoltaica, por medio de paneles solares. En el año 2003, debido a su deterioro estructural, fue renovada la torre por otra de plástico. Actualmente, es una torre cilíndrica blanca y verde de 4,50 metros de altura.
A las 6 de la mañana de la siguiente jornada, el "Alférez Sobral" zarpó rumbo al Cabo San Pío, donde se encontraba el último objetivo planteado, el faro que lleva el nombre de ese accidente geográfico. Según relató el marino, "a las 9 llegamos a la playa con el material, pensando que ya habíamos superado lo más pesado, pero nos encontramos con un acantilado de 10 metros al que había que trepar y luego caminar 800 metros cuesta arriba para llegar a la señal".
Indicó que la tarea de acarrear el material los desgastó mucho, pero luego de 3 horas pudieron arribar al faro, donde "se realizó un cambio de baterías, reemplazo del panel solar y la fotocélula", finalizó.