Plan Provincial de Control de la Poblacion del Castor

Investigadores del CADIC realizan varios estudios con piezas anatómicas de castores cazados

17/09/2007
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n el marco del Plan de Control de la Población del Castor, implementado por la Subsecretaría de Recursos Naturales de la Provincia, profesionales del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC) desarrollan varios estudios con dos tipos de materiales biológicos, las colas que los cazadores presentan y algunos restos de órganos y músculos de los ejemplares capturados.
El director del organismo, Adrián Schiavini, explicó que por un lado participan de la presentación de las colas como testimonio de caza, para "tomar medidas sobre esas piezas anatómicas a fin de utilizarlas como indicador del tamaño de los animales", ya que si el plan implementado es exitoso, "progresivamente, a través de los años, se deberían cazar castores cada vez más pequeños, y una manera de realizar esta comprobación es medir las colas". Remarcó que de esta forma "realizamos un monitoreo para determinar si el tamaño de los animales disminuye, lo que reflejaría que hay una fuerte presión de caza en algunos sectores de la isla".
Por otra parte, anotó que se conservan materiales biológicos, como restos de órganos o músculos, para posteriormente realizar análisis genéticos, a cargo de la investigadora Marta Lizarralde. Estos estudios permitirán "evaluar cómo ha evolucionado la especie invasora, desde que fue introducida en la década de 1940", y además "esta información genética nos permite determinar cuál es el grado de aislamiento que tienen diferentes sectores de la población del castor en la isla grande". De este modo, sostuvo que "el grado de aislamiento se puede utilizar para diseñar estrategias de control más focalizadas en sectores determinados", agregando que "si se plantea el 'limpiar' una zona de castores, tiene que estar seguro de que ese sector no recibe un flujo de animales de zonas vecinas, y ese aislamiento se puede determinar a través del análisis genético".
Comentó que "en algunos casos también se conservan cráneos, a partir de los cuales se determina la edad de los animales, para hacer un estudio similar al que se realiza con las colas".

No se llega al número de capturas deseadas

Al hacer un análisis del primer año de puesta en marcha del plan, Schiavini señaló que "los números de colas recuperadas a lo largo del último año no están cerca del número deseado", recordando que "se había planteado lograr como objetivo la captura de 7.000 ejemplares, pero ese número no se alcanza por diversos factores".
Anotó que las situaciones que impidieron llegar al número deseado tienen que ver con "la existencia de colas viejas, guardadas por gente que estaba esperando que se iniciara el pago para presentarlas", y otro de los aspectos "está relacionado a la movilidad, comodidad y en cierta medida idiosincrasia de los cazadores, quienes realizan sus actividades de caza en cercanías de accesos o caminos, porque es más fácil". Indicó que en el invierno "esto se ve dificultado por las pocas horas de luz disponibles y además por la imposibilidad de acceso a determinados sectores, por hielo y nieve", lo que indefectiblemente lleva a que la caza "haya bajado sostenidamente".
Manifestó que esta situación es una preocupación porque "en las condiciones actuales es difícil lograr el número de capturas de castores deseado", aunque reiteró que "es algo esperable en función de que las cuestiones climáticas y de prácticas e idiosincrasia de los cazadores".
También remarcó que como en todo, hay buenos cazadores, aquellos que son promedio, y están los malos cazadores, remarcando que lo ideal es que todos sean buenos para estar seguros de que el trabajo es efectivo, por lo tanto "hace falta capacitación y que la gente vaya a cazar".
Asimismo, aclaró que el real incentivo para la caza de los castores tiene que estar dado en una muy buena actividad peletera, porque el pago por cada cola es sólo para comenzar con la caza, ya que "la demanda de cueros de castor indica que la mayor parte de las capturas deberían darse durante el invierno, que es cuando los animales tienen mejor calidad de piel", época en que menos se desarrolla la actividad; por lo tanto, "si la oferta a los cazadores es baja, el mercado puede disminuir su demanda sobre los cueros".