n equipo de investigadores españoles arribó recientemente a Ushuaia para divulgar una faceta de la historia fueguina desconocida, que logra desmitificar algunos episodios que remiten a los comienzos de la Isla Grande de Tierra del Fuego. El historiador Carles Recio y el fotógrafo José Luis Abatd gestaron una investigación en la que accedieron a una cartografía elaborada en el año 1609 que prueba que el primer registro de Tierra del Fuego tuvo lugar con el nombre de "Isla de Xativa", en el marco de una expedición desarrollada por el español Diego Ramírez de Arellano; una figura inexplicablemente poco valorada por la historia universal.
La información salió a la luz este año y generó grandes repercusiones en la ciudad de Xativa, que pertenece a la comunidad de Valencia. Por ello el alcalde del ayuntamiento, Alfonso Rus Terol, encomendó al equipo investigador que iniciara las acciones necesarias para que esta información pudiera darse a conocer en la provincia más austral y propiciar además un vínculo de hermandad. En ese sentido, los enviados mantuvieron ayer un acercamiento con el intendente electo Federico Sciurano para dar a conocer los alcances y pormenores del proyecto; y en los próximos días buscarán también contactarse con funcionarios de otros estamentos y científicos locales.
Carles Recio expresó que se trata de una misión netamente cultural: "No pretendemos cambiar el nombre de la provincia, sino que después 400 años, queremos que éste sea un recordatorio histórico, con un carácter simbólico y de amistad entre ambos puntos". Tal es así que uno de los impulsos será generar espacios públicos que conmemoren estos hechos del pasado y asimismo fortalecer el turismo e intercambio entre las dos ciudades hermanadas.
El pionero
En diálogo con el diario del Fin del Mundo, el investigador quiso reivindicar la figura de Diego Ramírez, puesto que lo consideró "un gran explorador olvidado, que supo adelantarse a sus tiempos". Advirtió que éste fue el primer navegante europeo que se atrevió a cruzar el estrecho de Magallanes avizorando quizás la presencia de tierras lejanas, cuando en aquel entonces esa posibilidad era impensable. "Ramírez solicitó al Rey Felipe II de España dos naves de madera, se adentró siguiendo hacia el sur y dio vuelta toda la isla, lo que significó una gran hazaña para la época", destacó Recio.
Al descubrir que se trataba de una isla nueva, Ramírez de Arellano regresó a España y redactó para la Corona un memorial de su viaje donde captó los detalles de la zona –flora, fauna y aspectos generales– que luego Darwin pudo registrar en sus revolucionarios escritos, después de más de doscientos años. De este modo, el navegante llamó a su descubrimiento "Isla de Xativa", en consonancia con su lugar de nacimiento, y se cree que entre los dos sitios habría algún paralelismo, ya que ambos se destacan por ser zonas de montañas. Durante ese mismo viaje fueron bautizadas con su nombre un grupo de islas de soberanía chilena, al sur del Cabo de Hornos, casi límite con la Antártida; que aún conservan ese nombramiento.
En busca de certezas
Cabe destacar que los mapas en cuestión quedaron resguardados en los archivos reales de Madrid (considerados documentos nacionales); y que un siglo después, ante un conflicto por la tenencia de la corona, Felipe V decidió que se cambiara el nombre y pasara a llamarse "Tierra de Fuego".
Por último, Carles Recio remarcó que pese a que después de la conquista inglesa alcanzada en la región, hacia el siglo XIX, quedaron redimidos muchos de los nombres ya concedidos consideró que "afortunadamente los pergaminos antiguos aún nos dicen la verdad".
