Doble crimen de los Alakalufes

Procesaron por homicidio con alevosía a los detenidos

28/07/2008
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a jueza de Instrucción María Cristina Barrionuevo procesó por homicidio reiterado y doblemente agravado a Miguel Ángel Sánchez (49) y a Héctor Guillermo Percello (18), como autores materiales del asesinato de Fernando Alejandro Montoya (50) y su hija Fernanda, de 11 años, quienes resultaron víctimas de un crimen con ensañamiento sin muchos precedentes en la provincia.
Barrionuevo procesó a Sánchez y Percello por el delito de "homicidio reiterado doblemente agravado por ensañamiento y alevosía; y por medio idóneo para crear un peligro común", y trabó embargo sobre los bienes de ambos hasta cubrir la suma de 200 mil pesos.
Sánchez y Percello se apersonaron durante la madrugada del 10 de julio en la vivienda de Montoya ubicada en Isla de los Estados 4041 y tras atarlo y colocarle una bolsa de nylon en la cabeza, lo habrían golpeado. No obstante tras, este episodio Sánchez lo degolló y roció su cuerpo con combustible para luego incendiar la vivienda donde también estaba durmiendo la menor en otra habitación contigua a la de su padre.
Tras las indagatorias, ambos detenidos deslindaron responsabilidades, principalmente Sánchez, quien acusó a Percello de haber planeado todo porque Montoya había roto la camioneta de su padre. Inclusive dijo que el joven le había pedido que lo acompañara a golpear a Montoya y que "le hiciera de segunda".
No obstante, Percello sostuvo que fue Sánchez, actual pareja de la ex mujer de Montoya, quien le pidió que lo acompañara a agredirlo y que tras ponerle una bolsa en la cabeza lo degolló y lo prendió fuego. Dijo que a cambio Sánchez le había prometido plata en parte de pago.

Crimen planeado con frialdad inusitada

Barrionuevo dijo que "analizado el hecho en sí, podemos concluir que en el mismo intervinieron ambos imputados ya que para ejecutar todas las acciones corroboradas en la víctima de Montoya, se necesitó de la participación de dos personas como mínimo, con lo cual la versión de Sánchez que hacía la segunda de Coco, debe ser desoída por inverosímil".
En otro tramo de la sentencia, la jueza sostiene que "conforme surge de los dichos de ambos imputados, este hecho fue planeado con la debida anticipación. Así Percello dijo que desde hace un mes que Sánchez le pide que lo acompañe para pegarle a Montoya, ex pareja de la actual pareja de Sánchez, y que cortó la remera para taparse la cara unos tres días antes del hecho, que eso lo hizo por sí mismo; que Miguel (Sánchez) le dijo "está facilito, tenemos que entrar, patear la puerta y lo hacemos cagar", entendiendo como que le tenían que pegar". En otra parte menciona: "Mientras que Sánchez dijo, que Coco (Percello) aquella noche llegó solo y le dijo "hagamos eso", esto en referencia a que iban a pegarle una golpiza a Montoya. Que ese día la idea de quemar la casa de Montoya era de Coco, que el dicente le dijo "vamos, ¡qué joder!", y allí Sánchez guardó en su mochila el bidón con combustible que había comprado el día anterior en la estación de servicio del frente al monumento al Indio".
Para Barrionuevo "estas expresiones dan cuenta de la premeditación, frialdad, desapego y desprecio por la vida humana ajena, con que fue planeado el hecho investigado, que desde el vamos, era más que una simple golpiza a la víctima Montoya, ya que incluida el degüello del nombrado desde el momento que llevaron un cuchillo consigo". Como así también era un hecho "el incendio de la casa a partir del momento en que días previos Sánchez había comprado un bidón con nafta que fue llevado en el interior de la mochila, a la cual le puso talco para que el taxista (que los trasladó esa madrugada hasta inmediaciones de la casa de Montoya) no sintiera el olor a combustible, mientras que Percello llevaba trapos para taparse la cara ante el humo que generaría ese incendio y no para que no lo reconocieran, como argumentara". 

Sabían que estaba la nena en la casa

Por otra parte y al abordar la muerte de la hija de Montoya, la jueza sostiene que de las declaraciones de los dos detenidos se desprende que ambos sabían que Fernanda Ayelen Montoya, de 11 años, vivía con su padre.
No obstante y en ese sentido menciona que especialmente Sánchez "sabía que la niña Fernanda se encontraba en esa casa porque vivía con su padre Fernando Montoya, porque no había cenado con su madre esa noche, mientras que él sí, porque además era un día de semana y al día siguiente debía concurrir a la escuela de la cual era abanderada". Sobre este punto, señala que el desconocimiento argumentado por los imputados de que la nena estaba en la casa "resulta pueril y poco creíble", ya que "la intención de matar a la menor -como a su padre- siempre estuvo presente".
Si bien dentro del análisis probatorio se menciona que quizás no procuraban matarla "con el ensañamiento puesto de manifiesto con Montoya", agrega que sí "procuraban la muerte de la niña al llevar un elemento combustible como es un bidón con nafta" para incendiar la casa.

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