Patrimonio natural fueguino en peligro

Ruta “J”: proliferan ocupaciones ilegales de tierras ante la falta de control del Estado

17/11/2008
E

n los últimos años y particularmente en los últimos meses, la vera de la Ruta Complementaria J se volvió intransitable ante la presencia de tranqueras, alambrados y carteles diseminados sobre este territorio fiscal que, sin escrúpulo, advierten ser de "Propiedad privada". La situación alarma, ya que crece la especulación en la zona, en el marco de la crisis habitacional que afecta a la provincia, la preocupante desregulación del mercado inmobiliario y la total ausencia de los organismos de contralor del Estado provincial.

A 45 kilómetros de Ushuaia, un sector privilegiado donde converge un ecosistema exquisito, caracterizado por la presencia de turbales, bosque nativo y paisajes de singular belleza, actualmente se encuentra amenazado por la presencia de ocupaciones ilegales que se expanden sin control del Estado provincial. En los últimos años y particularmente en los últimos meses la vera de la "Ruta Complementaria J" se ha tornado intransitable por la presencia de tranqueras, alambrados, candados y carteles diseminados sobre este territorio fiscal que sin escrúpulo advierten ser de "Propiedad privada", o bien ordenan "Prohibido Pasar", "Cuidado perros sueltos". Incluso, extraoficialmente trascendió que muchos predios ya habrían sido vendidos clandestinamente.
La Ruta J -antiguamente conocida como "Ruta Cero"- emerge en el paraje Rancho Hambre, y con más 100 kilómetros de extensión el tramo es el paso obligado para el acceso terrestre a Puerto Almanza, Moat y Estancia Harberton. El camino fue construido a fines de los años 70 e inicios de los 80, durante el conflicto que la Argentina mantuvo con Chile, por lo que esta área ha permanecido aislada durante casi 100 años.
En el presente, sin dudas, el sector más poblado se encuentra en el tramo que une el kilómetro 3 y la Laguna Victoria, de donde se puede apreciar desde el camino una gran cantidad de granjas. Algunas administran criaderos clandestinos de cerdos, sin inspección alguna, pese al peligro que esto representa para la salud pública por transmisión de la triquinosis.
En el lugar se observa también la proliferación de casillas de escasas dimensiones; que dejan ver casi como una reproducción de la típicas viviendas ubicadas en varios asentamientos de la capital fueguina, con fines especulativos. A la vista de todos queda el inminente riego ambiental que estas edificaciones significan, ante la posibilidad de que en algún momento se produzca un incendio.

Denuncia

Estos hechos fueron corroborados por el diario del Fin del Mundo, en una recorrida minuciosa realizada en la ruta en cuestión y después de una denuncia formalizada por el empresario fueguino Oscar Sigel, quien mediante documentación oficial demostró ser adjudicatario de un predio en el sector, con fines turísticos. Hace quince días el hombre formalizó una presentación ante la Justicia, por el repentino cercado de un arroyo que abastece de agua su emprendimiento y por el cual regularmente paga un canon de uso y explotación del recurso, otorgado mediante decreto por la Secretaría de Recursos Hídricos de la Provincia.

Maldita especulación

Sigel denunció ante este medio que "en los últimos meses se ha asentado mucha gente nueva en el sector, que está alambrando y talando árboles, sin ningún tipo control". Asimismo detalló que generalmente, y quizás con el único fin de pasar desapercibidos ante la mirada de otros, "los ocupantes trabajan de noche, especialmente los fines de semana, con la ayuda de un grupo electrógeno, que les permite tener lámparas y cables para alumbrar durante los armados de casillas".
Antes este complejo panorama, Oscar Sigel manifestó preocupación por el futuro de esta zona, que ya dejó de ser virgen ante la presencia del ser humano, que poco a poco está alterando la naturaleza del lugar.
Por ello la situación también alarma a la ONG ambientalistas Finisterrae, puesto que la especulación en la zona crece en consonancia con la crisis habitacional que afecta a la provincia, la inquietante desregulación del mercado inmobiliario y la total ausencia de los organismos de contralor del Estado.