Colaboración

Perros asilvestrados: la muerte como control y las razones del fracaso

02/12/2008
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i no fuera por la fecha reciente de los artículos periodísticos sobre el tema de los perros cimarrones o asilvestrados, se podría suponer que fueron escritos varios siglos atrás. En "Crónica de la frontera", el historiador Norberto Ras recuerda que "El Cabildo de Buenos Aires, a través de sus actas, dispuso una serie de medidas a lo largo del tiempo, entre los cuales merecen citar la del 27 de septiembre de 1621, que ordenaba "... ante la máquina de perros que hay y destruye los ganados", que se los cazara y matara. Hasta avanzado el siglo XVII se denunciará la proliferación de jaurías, lo que llevará a los cabildos a organizar corridas o matanzas". Según parece la metodología no reportaba resultado, por lo que "Como el problema no se solucionaba se encomendó su solución a las tropas, pero éstas pronto se resistieron a la desagradable faena. Luego se encomendó la matanza a celadores de policía o a los mismos presos, licenciados al efecto y armados con lazos y estacas"…"El problema se mantendría hasta fines del siglo XIX, cuando la responsabilidad de combatir la plaga fue asumida por las nuevas estancias en auge".
Desde entonces en las zonas rurales, al menos en la Provincia de Tierra del Fuego, se siguen aplicando las mismas recetas que llevan una y otra vez al fracaso: eliminar a los perros asilvestrados. Con ello se ignoran dos leyes ecológicas que trabajan contra el éxito de la exterminación: 1) La naturaleza detesta los vacíos. Habrá un lugar del hábitat exterminando a los inquilinos, y algo lo llenará puntualmente. 2) Los mamíferos crían a sus hijos de un tamaño que varía según la disponibilidad del alimento… Entre mamíferos, cuando baja la competición por el alimento se acelera la fecundidad de la población que sobrevive. Cada vez nacen crías de mayor tamaño; cada vez más de ellas sobreviven, así que las matanzas conducen a la proliferación de la especie que son sus presas más importantes, tales como ratones y ratas, seguida por la reocupación del hábitat de otros individuos de la misma especie de los depredadores mamíferos que acaban de ser exterminados, que llegan desde otras áreas.
Tierra del Fuego fue tristemente célebre a nivel internacional a raíz de los cruentos métodos de control canino. Uno de los responsables de la investigación que desembocó en la Resolución 487/08 de la Secretaría de Desarrollo Sustentable que declara "especie dañina" a los perros asilvestrados es el Dr. Fabián Zanini, uno de los principales detractores, junto a miembros de la Sociedad Rural, de la Ley N° 680 que establece el control ético de perros y gatos a través de la esterilización quirúrgica, prohibiendo su exterminio. A partir de la mencionada investigación se pretende avanzar sobre los principios en que se fundamenta un distrito no eutanásico para manejar la población canina especialmente.
El grado de responsabilidad que se le pide a los vecinos para solucionar el tema de los animales sueltos y la superpoblación de canes debe ir acompañado del buen ejemplo en las acciones éticas implementadas desde los municipios, basadas en un programa sostenido de esterilizaciones quirúrgicas gratuitas. La gente se suma a las buenas propuestas, pero también a la oferta de entregar las camadas de cachorros, perros viejos, enfermos o los que simplemente les resultan molestos. Esto sucede en el municipio de Río Grande, lo que significa promover la crueldad y el abandono. Hasta por razones de estrategia, las acciones deben ser sin ambages, para crear el hábito del respeto y el compromiso solidario. La educación siempre pasa por la moral, y en el caso de que existan vecinos desacatados, deben ser sancionados como corresponde, sin condenar al animal por las responsabilidades que nos competen a los humanos. Por su parte, la comuna de Tolhuin, que otrora fuera ejemplo del control ético de los animales de compañía, actualmente dilapida el dinero público en el sueldo de un veterinario que no realiza castraciones. Las autoridades de esa comuna ubicada estratégicamente en medio de una zona rural, deberían retomar urgente un programa de esterilización quirúrgica que abarque, inclusive, a los establecimientos rurales más cercanos.
Con los perros asilvestrados, se deben dejar de lado los diagnósticos terminales de los intolerantes de siempre, que ven en la muerte la solución de la problemática desde su reducido punto de vista, nutriendo su aprendizaje en el fracaso de décadas. Hace más de dos años, el Dr. Juan Enrique Romero puso a disposición de la Provincia un Programa de Control y Erradicación de las Poblaciones Caninas Silvestres en las áreas rurales, con el respaldo de la Universidad Nacional de La Pampa. La propuesta incluía un cronograma de tareas integral sobre geoposicionamiento y cuantificación de las jaurías, captura de los ejemplares por medio de trampas de atrape, castración, limado de caninos de los ejemplares, monitoreo sanitario y suelta de los mismos (para evitar vacíos en el hábitat); mejoramiento de los planteles de perros ovejeros de redileo (Border Collie, Kelpie, Shetland, Australian Sheepherd Dog); y provisión de perros de cuidado de rebaños que combatan a los cimarrones predadores (Pastor Caucásico), además de la capacitación y entrenamiento de las partes involucradas. Con un esquema de esta índole, el problema quedaría controlado al primer año y en vías de extinción como tal, en tres años.

María Rosa Chinquini, proteccionista independiente.
DNI:4654343