El dinero y la salud que se escapa del cuerpo social de los fueguinos

Adicción al juego: una problemática poco abordada en Tierra del Fuego

16/12/2009
L
a investigación televisiva puesta en escena por TN y Canal 13 de Buenos Aires durante los primeros días del mes, denominada "Argenlandia", instaló y nadie salió a desmentirlo, que nuestro país se encuentra entre los 4 lugares del mundo con mayor volumen de apuestas, que existe una fuerte relación entre el poder político y los dueños del juego (como lo denominó Luis Majul en su último libro), que en el pasado año el sector declaró ganancias por arriba de los 450 mil millones de pesos y que la mayor parte de esa plata no queda ni en los bolsillos de los que juegan, ni en las arcas del Estado.
Fusionado dentro de un mundo de alta publicidad seductora, los argentinos ingresamos al juego como un camino posible para llegar a otros objetivos a través de casinos, bingos, salas de máquinas tragamonedas, apuestas varias y sorteos, que propone grupos de empresas y el propio Estado de manera directa.
Y aunque el tratamiento informativo tuvo también un direccionamiento en analizar la relación entre el empresario patagónico Cristóbal López, dueño de Casino Club, con el matrimonio presidencial, varias provincias y ciudades plantearon, al menos, fuertes interrogantes sobre el sistema, su control y regulación, y el crecimiento de la adicción al juego o ludopatía, como enfermedad mental que provoca un desmedido e incontrolable afán por participar en esa forma de entretenimiento.
El hecho, que pasó sin opinión en Tierra del Fuego, no le quita entidad a un problema, que parte de la idea de que se puede ganar dinero sin trabajar, sin otro mérito que ser jugador, contradiciendo al concepto de trabajo y producción que propone como modelo el Estado Provincial y publicita la gestión de la gobernadora Fabiana Ríos. Sin obviar el hecho de que los millonarios beneficios de esta industria quedan en pocas manos, lo que colisiona también con el discurso progresista de Nación respecto a la distribución de la riqueza.

Leonardo Gordacz

"Ushuaia no es Las Vegas"

Consultado sobre el tema, el psicólogo, ex diputado nacional y actual secretario de Comunicación Institucional de Tierra del Fuego, Leonardo Gorbacz, ligado fuertemente durante su paso por la Cámara Baja del Congreso Nacional al estudio y legislación en temas de salud mental y adicciones, analizó la situación provincial y consideró necesario regular mucho más el negocio del juego, porque el exceso de oferta genera demanda y el enganche de la gente.
"No soy partidario de la prohibición porque genera un circuito clandestino paralelo, como sucede con el alcohol. Pero sí creo que es necesario regular mucho más", dijo el funcionario, quien como diputado presentó un proyecto de ley –que avanzó en una sola comisión–, que planteaba un coeficiente y un límite de la cantidad de salas, para que éstas no fueran excesivas.
Desde el punto de visto de las patologías, Gorbacz sostiene que "el exceso es un problema, que la sobreoferta genera demanda y el enganche de la gente con el juego", a partir de otras motivaciones que movilizan a la sociedad y a la cultura moderna. Por lo que para él es necesario "poner límites a la oferta", que no se ponen, "porque es un gran negocio del cual el Estado no recauda demasiado".
Y aunque dijo no conocer las competencias de los municipios y de la Provincia en materia de regulación, calificó al juego no sólo "poco saludable para la gente", sino también contrario a los objetivos sociales y económicos que se plantean desde el punto del turismo, toda vez que no sólo "Ushuaia no es Las Vegas", sino que su atractivo "pasa por otras cosas que no necesitan de las salas de juego" para atraer ese mercado. Y en el caso específico de Casino Club, porque en el lugar que está construyendo la nueva sala sobre la avenida Maipú "había un edificio histórico", que al ser destruido "termina distorsionando la imagen y las características propias de la ciudad", opinó el funcionario gubernamental.

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