E
l vecino de Río Grande Juan José Degratti fue quien realizó la hazaña a la edad de 23 años. Recorrió 28.800 kilómetros en 32 meses y, como era de esperar, vivió sorprendentes historias en el trayecto que marcó la hasta entonces inédita locura de recorrer el continente de una punta a la otra. Hoy, el rosarino celebra las bodas de oro de una hazaña realizada con su moto marca Alpino, de tan solo 175 c.c.
Esa mañana del 19 de noviembre de 1960, el ahora el jubilado de 74 años, comenzó su travesía desde la plaza cívica de Ushuaia, a las 9.45. Unos 16 países fueron transitados por el joven en el cumplimiento de un sueño que muchos experimentan y muy pocos lograr llevar adelante.
Como un coleccionista aventurero, Degratti guardó gran cantidad de recortes de diarios, fotografías y recuerdos del viaje. El incendio de su vivienda en río grande amenazó con borrar las evidencias pero, milagrosamente, el archivo sobrevivió. Dañadas pero útiles, las carpetas que guarda el protagonista conservan el valor de prueba que permite afirmar que el primer hombre en recorrer el camino Ushuaia–Alaska fue un residente de la ciudad del norte provincial.
Fueron muchas los inconvenientes, las sorpresas y las casualidades que dieron contexto a la exploración del joven y su moto por el mundo: desarmar la moto para cruzar los ríos más fantásticos, como el Titicaca del altiplano y el Tumbes de Ecuador; dormir a la intemperie mientras un nativo lo cuidaba caminando en círculos a su alrededor; sobrevivir a un presagiado terremoto en Colombia y a una erupción volcánica de 4 días en Guatemala; pasar por la mágica Medellín que vio morir al legendario cantante de tango Carlos Gardel; amanecer junto a la tumba de Ceferino Namuncurá; dialogar con los bolivianos que hablan quechua en función de una lista de algo más de 20 palabras; la demora de 5 meses en Cali, oficiando de bombero improvisado, debido a problemas con la moto; la salida de Bogota y la detención a manos de un grupo de guerrilleros comandados por el capitán Centella, quienes lo dejaron continuar y luego acribillaron a balazos a todos los tripulantes de un colectivo que viajaba apenas unos kilómetros detrás; cruzar el canal de panamá en un buque de la armada colombiana; o incluso que el club de ciclistas de Perú hiciera una colecta para poder comprarle elementos del vehículo y en la convocatoria solidaria anunciaran la necesidad de ayudar a “El Che”, haciendo un paralelismo con el gran revolucionario argentino.
Luego fueron varios los personajes que pisaron de norte a sur el continente americano en toda su extensión, y todavía año tras años nos visitan viajeros con la misma actividad. Al momento de partir, Degratti era trabajador del petróleo en la firma Tenesee, y al regresar participó de la fundación del sindicato del sector y actuó también como secretario general de ese gremio. Actualmente, busca que el Gobierno provincial y las Intendencias le reconozcan el éxito de su disparatada empresa y se formalice mediante las instituciones del Estado el homenaje correspondiente.
