L
a banda de rock DNI comenzó su historia tres años atrás, como inquietud de varios participantes de los talleres de música de la iglesia ubicada en el barrio Monte Gallinero. El cantante y líder del grupo tiene tan sólo 22 años, pero sus compañeros cuentan 15, 17, y 12 el extraordinario y pequeño Carlitos, divertidísimo baterista estrella que sorprende con su carisma extrovertido casi infantil y su técnica sin errores. Dios Nuestra Identidad es el nombre que se encuentra en el trasfondo de las siglas, y propone un rock alternativo de distorsiones y lagunas de calma, con un mensaje optimista y de fe.
El Templo Príncipe de Paz, frente a la escuela Nº22, fue el espacio de fundación para el conjunto fueguino, que en cada recital presenta sus propias canciones y algunas versiones de artistas nacionales de música cristiana, como Kiosco y Puerto.
Desde el escenario, los cuentos en poesía los relata Gabriel González, quien fue el encargado de “tirar la primera piedra” en esto de armar el proyecto musical. Durante sus clases de guitarra en la iglesia, el joven profesor conoció a dos muchachos de unos 13 años que, más tarde, serían bajista y guitarrista de DNI.
“El batero iba a aprender batería también, con un profesor de la iglesia, y un día se quedó solo, sin profesor y lo añadimos al grupo, empezamos a practicar, sonaba bien y así arrancó la banda”, señala el más grande de los adolescentes. Luego, se sumaría la cantante “Yaky”, hoy de 17, quien le adhiere tonalidades agudas a cada melodía, y así se consolidó el grupo.
Los artistas ya lograron grabar un demo de 9 canciones, que corre de mano en mano entre amigos y personas cercanas, ya que no fue copiado en cantidad. El disco incluye 7 canciones propias y dos “covers” de bandas inglesas de rock cristiano. Además, están abocados al trabajo de ensayo de nuevos temas, los cuales integrarán un próximo álbum, ya con modificaciones en la búsqueda musical respecto de lo anterior, con la fusión de matices de folclore argentino.
“En el estilo nos basamos más en un rock–pop, que es lo que por ahí más llega, que es algo sencillo, da un mensaje claro que se pueda entender, y musicalmente está bueno porque es algo pegadizo, algo que se escucha, es un rock tranqui, digamos”, señaló Gabriel González, aunque debió reconocer también que las distorsiones y la fuerza de las canciones posicionan a la banda en un sonido más pesado.
El cantante es quien lleva a término las letras y composiciones, pero asegura que el resto de los chicos siempre aporta sus ideas para dar forma a la estructura intermitente de sus canciones, muchas de ellas aplicando un estudiado subibaja de intensidad entre la calma y la tormenta de prosas y estribillos.
“Siempre hay algo para contar, una historia que como siempre decimos , siempre hay una oportunidad, siempre tratamos de contar lo bueno que le sucede a alguna persona que, tal vez, cayó o tuvo algún tropiezo en la vida, lo bueno es levantarse y seguir caminando”, expresó González, caracterizando la perspectiva desde la que DNI observa el mundo.
Gabriel Toledo en primera guitarra, Jaquelinne González en voces y coros, Leo Zapata en bajo, y el niño Carlos González en batería, completan el juvenil equipo que, sobre las tablas, derrocha energía positiva y poderío de rock. Junto al cantante, planean realizar un viaje de presentaciones o una “mini gira” el año que viene, para cumplir el anhelo de brindar conciertos en otras localidades. No obstante, son conscientes de los gastos y la preparación que significaría concretar algún “tur”, por más breve que fuera.
“La idea es ir a Buenos Aires y a otras ciudades también del país, donde nosotros tenemos conocidos también, no es que vamos a ir a lanzarnos a ver que nos depara el destino, sino que ya sabemos donde vamos”, comentó “Gabi” González.
En su trayectoria, los muchachos de DNI ya pueden esgrimir un par de recitales en el Centro Beagle de la capital, ambas oportunidades en las que el Rotary Club Ushuaia recaudó fondos en la lucha contra la Poliomielitis; y un show al aire libre, efectuado a fines de 2010 en el gran escenario instalado en el Polideportivo municipal, evento que se denominó Rock de Fuego, en el marco de una consulta popular impulsada por la Intendencia.
