Opinión

La marcha de San Martín hacia el Perú

20/08/2012
E
scribe José Luis Fernández *

“He venido al Perú desde los márgenes del Plata; no a derramar sangre sino a fundar la libertad y los derechos de que la misma metrópoli ha hecho alarde al proclamar la Constitución del año 12”. (General José de San Martín.)
El 20 de agosto de 1820, la expedición liberadora zarpó de Valparaíso, siendo el jefe de la misma, el general San Martín. La flota chilena llegó al puerto de Paracas el 7 de septiembre. Al día siguiente desembarcó el ejército sin dificultad alguna, y avanzó hasta el vecino pueblo de Pisco. En esos días el virrey hacia publicar y jurar la constitución española restablecida después de la Revolución de Cádiz.
Creyendo que esta circunstancia podría conducir a una avenimiento entre ambos bandos, concertaron una reunión en Miraflores, allí tuvo lugar la Conferencia. La primera medida adoptada fue un armisticio el día 23 de septiembre y fue ratificada por San Martín. Por su parte el virrey Joaquín de la Pezuela presentó las bases para la paz, invitó por medios pacíficos y compatibles tanto al Libertador como a su ejército, a los jefes de Chile y Argentina abrazar la constitución política de la monarquía y enviar a diputados a las Cortes y tenían que retirarse del Perú. Los delegados de San Martín no aceptaron estas proposiciones ya que estas bases suponían un sometimiento al gobierno español y el Libertador reclamaba la emancipación de Perú y la conformación de un gobierno independiente.
El general patriota, despachó una división bajo el mando del general José Antonio Álvarez de Arenales, con encargó de recorrer los valles inmediatos a la sierra, proclamar la independencia de Perú en todos los pueblos y marchar a reunirse con el resto del ejército que iba situarse al norte de Lima. El 29 de octubre de 1820 San Martín se reembarcó con sus tropas y se dirigió al puerto de Ancón, disponiendo que las naves de guerra de la escuadra mantuviesen un estrecho bloqueo en el puerto de Callao. El espíritu de insurrección se asomaba en varias provincias del Virreinato.
El 8 de noviembre, el general patriota reembarco sus tropas, dejando burlado al virrey, que en esos momentos reunía fuerzas considerables para atacarlo. San Martín fue a desembarcar en Huancho, y tomó posesión del importante pueblo de Huaura. Desde entonces quedó cortada toda comunicación entre el virrey Pezuela y las importantes provincias del norte, que no tardaron en pronunciarse por la independencia.
En Asnapuquio, firmaron el 29 de enero de 1821, un acta en el cual los jefes realistas pidieron al virrey que entregará el mando supremo al teniente general José de La Serna, jefe superior en el mando del ejército, y designado por su graduación para tomar el gobierno civil a falta del virrey. Pezuela entregó el mando al jefe designado.
No obstante, San Martín envió diversos destacamentos a molestar a los realistas. Una división compuesta de una parte de la escuadra bajo el mando de lord Cochrane y de diecisiete soldados bajo las órdenes de Guillermo Miller, recuperó la ciudad de Pisco el 20 de marzo de 1821. Luego se dirigió a Arica, donde desembarco el 6 de mayo, tomando posesión de aquel puerto. Mientras tanto una división mandado por Arenales pasó por Pasco, Tarma, Juaja y Huancavelica, dispersando a los españoles.
El 3 de mayo de 1821 tuvo lugar la Conferencia de Punchauca, San Martín y el virrey tuvieron allí una entrevista. En ella el jefe de las fuerzas independentistas ofreció la paz a La Serna bajo las siguientes condiciones, el reconocimiento de la independencia de Perú y la formación de una regencia compuesta de tres miembros y el envío a España de dos comisionados para pedir un príncipe que viniera a ocupar el trono de Perú. La Serna las aprobó también individualmente, pero se abstuvo a dar a San Martín una contestación definitiva antes de consultar a los jefes superiores de su ejército. La opinión de estos fue desfavorable a aquel arreglo. Entonces el virrey ofreció solo una tregua de un año, durante la cual los dos jefes, San Martín y La Serna, debían pasar a España para informar al rey de lo que ocurría en Perú y para celebrar allí un convenio definitivo. El jefe independentista rechazó esta proposición y la guerra continuó. (1)
En los primeros días de julio de 1821, La Serna y sus tropas evacuaron Lima y emprendieron la marcha hacia la sierra.
El 12 de julio hizo su entrada San Martín y dispuso que se celebrara un cabildo abierto a que debía concurrir el arzobispo de Lima. Los concurrentes apoyaron la declaración de independencia, el 28 de julio de 1821. San Martín acepto el cargo del Protector del Perú porque estimaba que el país no tenía todavía una figura fuerte para gobernarla.

* José Luis Fernández es Profesor de Historia, posee un postítulo de “Historia Política de América Latina” y un posgrado sobre “La investigación en Historia Reciente: desafíos conceptuales y disciplinares para su abordaje (perspectivas historiográficas, sociopolítica y cultural)”. CAICYT.CONICET. Obtuvo también, una Mención Nacional de la Secretaria de Cultura de la Nación y del Instituto Nacional SanMartíniano.

1  Ramos. Abelardo Jorge, “Historia de la Nación Latinoamericana”. Bs. As., Ed. Continente, 1968.P.176


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