Aquí quiero detenerme, ya que es objeto de la carta: la vida institucional. La vida institucional transcurre a través de la Inspección General de Justicia. Creo firmemente que este organismo oficial es capaz de echar por tierra la voluntad de cualquier dirigente amateur que pretenda realizar una gestión eficaz en ella. Llevo un año de estériles tramitaciones ante esa dependencia para poder regularizar la institución en la que participo. Reconozco que al momento de iniciar mis presentaciones nuestra situación ante esa Inspección era irregular; ¿merecemos por ello ser condenados a “cadena perpetua” penando regularmente cada quince días por esos escritorios para recibir en cada oportunidad un nuevo requerimiento?, ¿cómo es posible que si –según las palabras de la propia Inspectora– “estamos para ayudar a las instituciones a que regularicen su situación ante la Inspección” y habiendo concurrido, como mencioné, cada quince días durante un año para cumplir con tal o cual cosa, esto sea un cuento de nunca terminar? No quiero agotarlos con los motivos con los que objetaron una y otra vez la extensión del certificado solicitado, sólo diré que una vez salvadas en los primeros meses de gestión las irregularidades de fondo, sistemáticamente hemos fracasado frente a formalidades, sin sentidos, arbitrariedades, hemos chocado con la falta total de sentido común, con la falta de seriedad al otorgar un asesoramiento exacto, preciso y definitivo.
Transcurridos cinco meses de celebrada la Asamblea General Ordinaria y Extraordinaria autorizada por IGJ, la cual contó con la presencia de cien por cien de los asociados, en la cual hubo votación unánime para la renovación de cargos, donde resultó electa una Comisión Directiva que incluye representantes de todos los asociados, donde no hubo impugnaciones ni cuestionamientos de ningún tipo por parte de los presentes ni a posteriori ante esa Inspección, ¿cómo es posible que sigan descubriendo día tras día nuevas formalidades para negarnos la solicitud?
Sra. Inspectora, ¿existe la voluntad por parte de esa Inspección de allanar el camino de las instituciones a la regularidad? No he podido percibirlo, absolutamente. Le propongo reflexionar sobre este tema. Ud. sabe muy bien que una institución saneada mejora considerablemente su posibilidad de gestión y de coincidir en las apreciaciones sobre el valor social que creemos que tienen estas asociaciones merece se atienda de la debida forma la voluntad manifiesta de las personas que quieren llevarlas adelante.
Sergio Amaya
DNI 18325029