Substancia extraña en el arroyo Grande

DPOSS: instruirán causa penal por la denuncia sobre contaminación de agua

03/10/2012
L
a fiscal Marcela Bragulat de Spratt elevará hoy un requerimiento de instrucción vinculado con la denuncia penal que presentó este martes el secretario de organización de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), Pablo Baiz, sobre la presunta contaminación de agua en una de las plantas de la Dirección Provincial de Obras y Servicios Sanitarios (DPOSS).
La medida significa que la Fiscalía impulsará el inicio de una causa judicial para investigar la presunta comisión de un delito por parte de los empleados o funcionarios del organismo responsables del hecho, y que se dispondrán medidas de prueba tendientes a demostrar o descartar lo expresado por el denunciante.
El caso quedará entonces en manos de la jueza de instrucción María Cristina Barrionuevo, quien evaluará los pasos a seguir y tomará las determinaciones sobre realización de pericias, declaraciones testimoniales o indagatorias.
El detonante de la denuncia fue la aparición, el lunes a la noche, de un tubo con una substancia supuestamente peligrosa en el lecho del Arroyo Grande, cerca de una de las tomas de agua cruda de la Planta Potabilizadora Nº3.
Según Baiz, los trabajadores de la DPOSS dijeron que se trataba de “hipoclorito de sodio” utilizado para la purificación del agua, el que habría sido arrojado por disposición de un funcionario del organismo luego de constarse una fuga del contenido fuera de su recipiente.
El dirigente sindical advirtió que, de acuerdo al criterio de los empleados, la concentración de esa substancia en el proceso de potabilización y el consecuente envío del líquido a la red de agua, podía derivar en inconvenientes para la salud humana, como “gastroenteritis y hasta úlceras”.
Sin embargo, luego de casi 48 horas de silencio oficial, el presidente de Obras Sanitarias, Emilio Díaz Ramos, “desmintió terminantemente” que la substancia en cuestión haya sido hipoclorito de sodio, por lo que calificó a la denuncia de “totalmente infundada”.
Díaz Ramos citó un “informe elaborado por profesionales del organismo” para sostener que esa Dirección “no posee en stock en ninguna de sus plantas tubos que contengan hipoclorito de sodio, salvo dos bidones de cinco litros que son empleados para la limpieza de los baños”, afirmó. Y aclaró que de acuerdo al informe elevado por el jefe de producción del ente, ingeniero Raúl Ferreyra, el tubo contenía “gas cloro y no hipoclorito de sodio”.
El recipiente “presentaba inconvenientes en el cierre de una de las válvulas, por lo que siguiendo el protocolo establecido para estos casos y bajo la supervisión del personal de los cuarteles de bomberos 2 de Abril y Central, se procedió a aislarlo y depositarlo en el agua”, explicó el funcionario mediante una gacetilla de prensa.
Aún así, el titular de Obras Sanitarias no se refirió a los riesgos de la manipulación de gas cloro en inconvenientes de este tipo, y tampoco desmintió si la concentración de esta substancia en el agua cruda pudo haber generado algún tipo de saturación en el producto final enviado a la red domiciliaria, con consecuencias para la salud.

Pruebas pendientes

Debido a estos interrogantes, la fiscal Bragulat requerirá formalmente hoy la realización de una serie de análisis periciales, a fin de reconstruir el estado del agua al momento en que se produjo el incidente.
También es probable que la jueza Barrionuevo cite a prestar declaración testimonial a los empleados que tendrían conocimiento sobre cómo fue a parar el tubo de la substancia al lecho del arroyo, y si esa circunstancia ya se había producido con anterioridad utilizándose el mismo protocolo.
Según especialistas en substancias químicas consultados por este medio, que pidieron no ser identificados, al tratarse de grandes volúmenes de agua los que se purifican a diario en la planta, es “más probable” que se haya tratado de gas cloro que de hipoclorito de sodio, equivalente a la lavandina que se vende comercialmente en cualquier negocio del rubro.
Por otro lado, la solución de arrojar el tubo al arroyo se asocia con evitar que el gas se propague en el aire, ya que su inhalación en determinadas proporciones puede ser mortal para los humanos, mientras que el hipoclorito es líquido.

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