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or: diputada nacional
Rosana Bertone
Con su incomparable capacidad de provocar unión y orgullo, nos volvimos a reunir para participar junto a toda la comunidad de la Vigilia por Malvinas. Siempre multitudinaria y especial, esta cita reafirmó que nuestras Islas son un sentimiento que los fueguinos llevamos en el corazón.
El homenaje a nuestros héroes de guerra, la confraternidad con los queridos ex combatientes, el clima de pertenencia por Malvinas –a la que se sabe más cerca que de ningún otro lugar– hicieron de la Vigilia, una vez más, una experiencia única y especial.
Asimismo, este tributo tan sentido nos permite reflexionar acerca del trabajo que viene llevando adelante el Gobierno Nacional para que el tema Malvinas se haya podido posicionar ya no solo como una causa nacional, sino también “regional y global”.
Las gestiones de todo tipo, muchas de ellas encabezadas por la propia presidenta Cristina Fernández de Kirchner, para que los principales organismos de la región y la comunidad internacional se pronuncien a favor del pedido de diálogo y la negociación que invariablemente propicia nuestro país, han sido intensas y sostenidas en los últimos años.
Entre los numerosos ejemplos que confirman la política nacional por globalizar Malvinas en búsqueda de adhesiones a nivel mundial contra uno de los grandes paradigmas de ocupación ilegal y de práctica del colonialismo más rancio, elijo compartir dos recientes y poco conocidos, pero que han sido muy contundentes en ese sentido.
El primero, del que fui protagonista, fue a fines del año pasado cuando en el Congreso Nacional, los representantes del Grupo de apoyo a Malvinas de dos gigantes mundiales como son China y Rusia (acompañados por Brasil y Chile), se manifestaron enfáticamente a favor de nuestro reclamo de soberanía.
El segundo, inédito, ocurrió hace poco más de un mes, a través de la “Declaración de Malabo2 que se aprobó en la III Cumbre América del Sur – África. En ese marco, los 54 países de África se unieron para reconocer los legítimos derechos de soberanía de la Argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur, y los espacios marítimos circundantes.
El respaldo se extiende y, en definitiva, mi convicción es que a medida que transcurre el tiempo, lejos de diluirse la causa Malvinas va afianzando un escenario en el cual se ubica la arbitrariedad y la intransigencia del Reino Unido por un lado, y el resto del mundo por otro.
Mientras eso ocurre, mientras seguimos trabajando en todos los ámbitos y niveles para poder recuperar en forma pacífica el ejercicio de los derechos que siempre hemos tenido sobre nuestro territorio y sus recursos, la ceremonia de la Vigilia nos volvió a convocar para reafirmar nuestro sentimiento por Malvinas, algo que nadie nunca nos ha podido ni nos podrá arrebatar.
