Segundo juicio oral y público por el homicidio de Claudio Prada

Pidieron condenas de prisión perpetua para los tres acusados del crimen

28/08/2013
L
a fiscalía y la querella coincidieron ayer en solicitar condenas de prisión perpetua para los tres acusados en el segundo juicio oral y público por el crimen de Claudio Prada, cometido en junio de 2009.
En ambos alegatos, se consideró a los santafecinos Héctor Omar Caraffa, Maximiliano Oscar Farías y Gustavo Ariel Farías, como coautores del delito de homicidio agravado por la participación de dos o más personas.
La misma solicitud correspondió para  Gustavo Adrián Zapata, quien vivía en Ushuaia en el momento del hecho y no se presentó al segundo juicio por lo que fue declarado en rebeldía.
El fiscal Mayor, Guillermo Massimi, requirió también que en caso de dictarse sentencia condenatoria, se dicte la prisión preventiva sobre Gustavo Farías, el único de los implicados que llegó libre al proceso oral.
Sobre Farías se pidió que hasta el momento del veredicto, que se dará a conocer hoy después de las últimas palabras de los acusados, se le prohíba la salida de la provincia y se lo obligue a presentarse en sede policial cada tres horas, para evitar su fuga.
Si hay condena, Farías sería considerado reincidente por primera vez, mientras que Caraffa sería reincidente en dos oportunidades, ya que ambos cuentan con antecedentes judiciales anteriores.
Al describir las circunstancias que rodearon la muerte de Prada, y sostener la hipótesis de un ajuste de cuentas, Massimi afirmó en su alegato que “nunca antes en la historia de Ushuaia se había producido un episodio de estas características”.
El fiscal aludió así a la circunstancia de que se hubiese contratado a personas de otra provincia para que acudieran aquí a cometer un asesinato.
Cristian Prada, abogado y hermano de la víctima, junto con otro letrado de Buenos Aires, alegaron en representación de la parte querellante, mientras que dos defensores púbicos (Gustavo Ariznabarreta y Juan Carlos Assan) y el abogado particular Alejandro Berola, lo hicieron en nombre de los tres acusados.
El Tribunal Oral en lo Criminal de Ushuaia, integrado en esta ocasión por los jueces Javier De Gamas Soler (juez de instrucción) Guillermo González (juez de Ejecución) y Felicitas Maiztegui Marcó (jueza Correccional) anunciaron que hoy se oirán las últimas palabras de los imputados antes de retirarse a deliberar para dar a conocer un veredicto dentro de la misma jornada.

Cuestión de horario

Según el pormenorizado alegato fiscal, a Prada lo siguieron durante toda la noche del 18 de junio de 2009, hasta que llegó a su vivienda del Río Pipo entre las 7 y las 7.30 del 19 de junio.
Ni bien ingresó a la casa le aplicaron un fuerte golpe en la cabeza y cuando ya no tenía posibilidad de reacción le dispararon sobre el cráneo, apoyándole un arma calibre 38, perteneciente a la propia víctima.
El autor del disparo escapó enseguida del lugar dejando semiabierta la puerta trasera de la propiedad.
De acuerdo a la hipótesis del Ministerio Público, el horario de la muerte de Prada, que generó una controversia y de hecho fue el detonante de que se dejara sin efecto el primer juicio del caso realizado en 2010, ya no es motivo de contradicciones.
“Los puntos oscuros han sido aclarados”, señaló el fiscal y remarcó el informe del perito forense según el cual el fallecimiento se produjo entre las 0 horas y las 15 del 19 de junio, mientras que interpretó el contexto en que dos testigos habían declarado haber visto  y hablado por teléfono con Prada en un horario posterior al del momento estimado de la muerte.
La fiscalía sostuvo su hipótesis con otros datos concordantes, como por ejemplo que la víctima tenía puesta la misma ropa con que cenó la noche anterior con un grupo de amigos, y dejó de atender llamadas después de las 7.30 del 19 de junio.

Móvil y misterio

El alegato ahondó, además, sobre otro de los puntos clave de la investigación, como es el móvil del homicidio. En ese sentido, se recordó que Prada fue convocado por el capitán de un velero para desempeñarse como tripulante en un viaje a España, y que esa travesía se interrumpió cuando cerca de Puerto Seguro, en Brasil, descubrieron un cargamento de unos 100 kilos de cocaína que habían sido disimulados detrás de unos paneles del barco. Sorprendidos por el hallazgo, los hombres resolvieron enterrar la droga en una playa y dejar el barco en puerto, avisándole por teléfono al contratante del viaje dónde podía recuperar el estupefaciente y la embarcación.
Después, Prada habría contactado a Diego “el diente” Pérez (otro prófugo del caso) para recuperar la droga y comercializarla. Por eso viajaron juntos a Brasil a mediados de 2008 como surge de los movimientos migratorios.
La Fiscalía recreó cómo con el transcurrir de los meses se generó un conflicto porque Pérez no habría cumplido con la entrega de un dinero a Prada por la venta de la droga, y éste habría comenzado a reclamárselo por distintas vías, hasta llegar al punto de comenzar a contar la situación en distintos ámbitos de la ciudad.
Según esta hipótesis, como represalia a esa actitud de Prada, Pérez planificó matarlo y para ello contrató a los tres santafecinos, al que se sumó Zapata, que cuidaba los intereses de Pérez en Ushuaia y habría colaborado con la logística del operativo.
Massimi mencionó luego las diversas pruebas que demostrarían el ingreso de los hermanos Farías y de Caraffa a la ciudad, usando nombres falsos y con argumentos “inverosímiles” para justificar el viaje. También el cruce de llamados telefónicos y de mensajes de texto entre los imputados y Pérez, entre Zapata y los hermanos Farías, y entre éstos y Caraffa, siendo tomados por las celdas de las antenas de telefonía celular que se corresponden con el domicilio de Prada, todo ello en las horas anteriores y cuando se produjo el crimen.
Con esta evidencia, el fiscal postuló que el ejecutor del crimen habría sido Caraffa, mientras que los hermanos Farías lo habrían aguardado en el exterior de la casa en un auto alquilado. Todo ello antes de huir de la ciudad por vía terrestre a Río Grande y por avión a Buenos Aires, donde se habrían encontrado con Pérez. 
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