E
l Tribunal Oral en lo Criminal de Ushuaia juzgará desde hoy al único imputado de matar a una vecina del barrio Los Morros, durante un episodio ocurrido el 28 de abril del año pasado.
Francisco Orlando Luque, de 41 años, vinculado al gremio de camioneros, está detenido y acusado del homicidio agravado de Rosa Amalia Parra Garcés, de 57 años y oriunda de la ciudad chilena de Punta Arenas, aunque hacía veinte años que residía en la capital fueguina.
Luque se proclamó inocente en la declaración indagatoria que prestó poco después de que lo detuvieran en Río Gallegos, provincia de Santa Cruz, si bien admitió conocer a la víctima por una relación laboral que habían mantenido con anterioridad.
Sin embargo, la Justicia elevó la causa a juicio con un cúmulo de evidencias incriminantes, entre ellas pruebas de ADN, huellas dactilares, vestimenta del acusado encontrada en la escena del crimen y elementos sustraídos de la casa de la víctima que aparecieron en el domicilio allanado del sospechoso.
Evidencias
Rosa Garcés vivía en la casa ubicada en la calle Los Cormoranes 105 del barrio Los Morros.
Según la acusación promovida por la fiscal Karina Echazú, el agresor ingresó a esa propiedad por la ventana, entre las 10.10 y las 14.15 del domingo 28 de abril del año pasado.
El homicida estranguló a la víctima valiéndose de un trozo de cable y de un cinturón, circunstancia durante la que la mujer se defendió y se rompieron distintos objetos que había en los ambientes de la vivienda, precisaron distintas pericias agregadas al expediente.
Del lugar del crimen fueron sustraídos distintos elementos, como una notebook color gris y “posiblemente una suma de dinero”, además de la cámara de seguridad con su correspondiente cable que tenía instalada la propiedad.
La ventana tenía signos de forzamiento como el desprendimiento de bisagras y trozos de madera, aunque hay otros elementos concretos citados por la Fiscalía que permitieron identificar a Luque como la persona que presuntamente entró por esa abertura para cometer el homicidio.
La fiscal reseñó, entre esas pruebas, el hallazgo de una campera negra de cuero junto a una puerta lateral de la casa, que pertenecería al acusado. La Policía halló imágenes extraídas de redes sociales y cámaras de seguridad de la ciudad donde se lo observa con esa prenda.
En la campera aparecieron “rastros biológicos” correspondientes con Luque y manchas “que por su ubicación y características se corresponden con las del marco externo de la ventana violentada”, afirma el requerimiento fiscal.
También se encontraron huellas de calzado en la escena del homicidio que se corresponden con el calzado que tenía Luque, y huellas dactilares del sospechoso en la ventana.
Cuando allanaron el domicilio de Luque encontraron un cable que pertenecería a las cámaras de seguridad sustraídas, y un adaptador que sería parte del mismo dispositivo.
Por otra parte, fue hallado un tramo de cinturón alrededor del cuello de la víctima, y sobre este objeto aparecieron “vestigios de material genético” correspondientes con el acusado.
El hombre fue detenido recién el 30 de abril de Río Gallegos, adonde dijo que viajaba para asistir a un acto del gremio de camioneros. Las pericias indican que presentaba lesiones compatibles con el forcejeo con la mujer, antes de su muerte. Se mencionan puntualmente “escoriaciones producidas por uñas o elemento similar, por mecanismo de fricción”.
Para la Fiscalía, el autor del crimen agravó su situación al intentar ocultar lo sucedido, tanto el robo como la muerte de alguien a quien conocía y que lo podía denunciar.
No obstante, al declarar en indagatoria, Luque se proclamó inocente. Asistido por el Defensor Oficial, Juan Carlos Assan, habló casi cuatro horas y admitió que conocía a la víctima porque habían trabajado juntos en una empresa donde la mujer realizaba tareas de limpieza. Además, justificó los registros telefónicos comunes señalando que Parra Garcés le había pedido, al igual que a otros ex compañeros, declarar a su favor en un juicio laboral que había entablado contra la empresa por despido.
