n esta cuadra céntrica ocurre un fenómeno extraño: el cartel de “prohibido estacionar” atrae autos, a pesar de no existir lugar destinado para tal fin.
Resulta difícil de creer que estas conductas estén normalizadas entre nosotros y hacer lo que no se debe no sea algo que nos conmueva, a pesar de existir normas e indicativos visibles. Somos portadores de sentido común, una virtud de nuestra especie que pocas veces ponemos en práctica. Después nos quejamos. La pregunta es ¿con qué derecho?