omo si se tratara de un acuerdo tácito, los ushuaienses resolvieron despedir el 2016 al calor de las brasas de asadores y parrillas que inundaron la ciudad durante la tarde-noche del sábado 31 de diciembre del inconfundible y apetitoso aroma de la carne asándose.
Ni el precio del cordero y de los más tradicionales cortes vacunos, ni el inestable tiempo que reinó por estos lares, impidieron que la capital fueguina se convirtiera en una especie de gran asador comunitario.