uestra compañera de tareas, la querida “Vicky”, tiene como cualidad la de contagiar su constante e inalterable alegría. Ella ríe, habla y habla, así el mundo se esté cayendo a pedazos. Tanto es así que a veces uno, en ocasiones, no puede seguirle el ritmo. Hemos encontrado un antiguo pero infalible método para que canalice: el de explotar los globitos de nylon. Hicimos el experimento y no pudimos dejar pasar al oportunidad de tomarle una fotografía para esta sección. Eso sí, esperamos que se fuera de vacaciones para publicarla, para no recibir un reto confiando en que a su regreso ya se haya olvidado del episodio.
