Erik Varas, la mentalidad de un campeón
Entrevista – Esgrima

Erik Varas, la mentalidad de un campeón

Hace una semana, el equipo argentino junior de Florete obtuvo el título en la fecha de Copa del Mundo disputada en Baja California. El tirador de nuestra ciudad, Erik Varas, hizo historia junto a sus colegas y se bautizó en lo más alto de un podio similar. ¿Qué cosas pasan por su cabeza y hacia donde se apunta con esta promisoria carrera?
16/01/2017
F

ruto del trabajo. Esfuerzo fundamentado con resultados. Convicción innegociable. El floretista ushuaiense Erik Varas viene de escribir una página dorada en su trayectoria luego de colgarse el bronce individual y el oro por equipos en la fecha de Copa del Mundo Junior desarrollada en Tijuana, México.
“Se hace difícil expresar la alegría que siento. Subí mucho en el ranking mundial (de 22º a 12º), pero no me permito conformarme. Siempre vamos por más”, comienza diciendo el talento local en diálogo exclusivo.
Y prosiguió: “La actuación individual estuvo muy bien aunque se pueden corregir varias cosas, estaba para cualquiera el torneo. Por equipos jugamos de forma muy inteligente ya que contábamos con un cadete que era la primera vez que salía de Sudamérica a competir. Aprovechamos la ventaja que tenemos con Servello -la experiencia- y eso nos llevó a la victoria, lo que nos posiciona como los segundos mejores del continente detrás de los Estados Unidos”.
“Haber logrado esto es solo un escalón más en la larga escalera de la carrera del atleta de alto rendimiento. Y no fue un escalón más, fue un escalón más alto, más difícil de subir que el anterior, pero que me dio mayor satisfacción al subirlo. Vengo trabajando durísimo hace años, dejando a mi familia y a mi novia en Ushuaia cuando tenía 15, apostando todo por la Esgrima. Fue un cambio muy duro pero cuánto valió la pena. Trabajando constantemente y de forma seria, se puede llegar. Como dice Conor McGregor, campeón de la UFC: 'Esto no es talento. Esto es trabajo duro. Es una obsesión. El talento no existe, somos todos iguales como seres humanos. Todos podemos ser quien queramos si nos esforzamos. Yo no soy talentoso, soy obsesivo'. Esa frase la uso de cabecera”, enfatizó con seguridad.

Cazar a la presa

“Cuando entro a un combate y empiezo a tirar me siento como un animal con un único instinto:
cazar a mi presa. Eso me lo enseñó mi papá. No dejo que los pensamientos se me vayan por las ramas. Antes de entrar, planifico mis acciones, estudio a mis rivales y analizo posibilidades dentro de la pista. Cuando entro, no dejo que mis rivales me miren a los ojos. Yo les miro el pecho y no saco la vista de ahí hasta que logre mis 5 o 15 puntos y me lleve la victoria. Cuando me pongo la careta solo pienso en pincharlos, en cazar a la presa. En cazar como un animal caza, de un modo sigiloso directo a la atrapada explosiva, que en Esgrima se traduce a pinchar al rival con el florete”, explica Erik, insaciable en su hambre de gloria.
Y agrega que “mi psicología deportiva funciona muy bien. Soy muy positivo y alegre pero al mismo tiempo soy una persona que se concentra mucho. Lo trabajo hace tiempo porque de más chico era un poco despistado y me dejaba llevar por mis pensamientos, me distraía, y eso podía echarme a la derrota. Hoy sé que si pierdo, es casi imposible que sea por mi cabeza. Probablemente sean errores técnicos míos, superioridad técnica del rival o factores de otro tipo. Un defecto mío es quizás la ansiedad. A veces pienso mucho en el futuro, aunque a medida que crezco voy sabiendo concentrarme más en el ahora, que es lo más importante al momento de competir. Una virtud mía sería mi positividad y mi concentración”.

Tokio 2020 a la vista

Después de haber cerrado la etapa americana, para arrancar el 2017, el combinado albiceleste de la categoría planifica próximas paradas en Europa.
Las próximas paradas son Aix-en-Provence (Francia) para la Copa del Mundo Juvenil a fines de Enero. Luego Barcelona a un certamen Sub 23 y una Copa Mundial Satélite Senior (Clase B) y Udine (Italia) para otra Copa del Mundo Juvenil, la última de la temporada.
No sólo eso hará en el viejo continente, sino que estará entrenando en Madrid pensando en el Panamericano de Cuba.
Una vez terminado el periplo europeo, el avión los llevará hacia La Habana, para una semana de concentración intensa de cara al Panamericano. De ahí hay retorno a Madrid en marzo a entrenar un mes, ya que el 1º de abril comienza el Campeonato Mundial de Juveniles en Plovdiv (Bulgaria). “Aspiro a una medalla en suelo búlgaro. Me tengo mucha fe”, se ilusiona Varas.

Metas claras, sueños terrenales

Sin dudas en la mentalidad de un campeón hay caminos marcados por las convicciones, empujadas por los deseos de crecer constantemente. “Mi sueño, además de ser un campeón recordado por haberse esforzado y dado todo lo que pudo, es ser un ejemplo para la gente. Quiero que todos sepan que con dedicación podemos llegar a hacer lo que queremos, podemos convertirnos lo mejor en algo. Quiero ser un ejemplo de vida sana y de trabajo constante. Quiero darle ganas a la gente de superarse a sí misma”, comenta Erik.
Antes de concluir la nota alegando: “Mis metas ahora son seguir progresando y encontrando motivaciones para lo que viene. Tenemos un recorrido muy difícil de acá a, mínimo, Tokio 2020. Van a ser años de sacrificio y muy intensos, pero yo estoy dispuesto a darlo todo por lo que quiero. Y quiero llegar a lo más alto y saber que di todo de mí para conseguirlo”.
Soñar es uno de los privilegios que nos da la vida. Erik Varas, la mentalidad de un campeón.

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