a costumbre de amontonar las bolsas de residuos en las esquinas para agilizar el trabajo de recolección no es nueva, como tampoco es nueva la costumbre de los pichichos de aprovechar esa situación para saciar el hambre.
El viejo refrán asegura que “la culpa no es del chancho sino del que le da de comer”. En Ushuaia lo podríamos adaptar a “la culpa no es del perro sino del que le deja la basura a su disposición”.