s de público conocimiento la problemática fuera de control que representan los perros asilvestrados. Pero los perros urbanizados no se quedan atrás.
Si bien estamos expuestos continuamente a mordeduras, o algún susto al menos, uno de los riesgos latentes es toparnos a cada paso con los soretes de perro que decoran la totalidad de las veredas de Ushuaia. Que como cual maldición que condena alguna distracción al caminar si no nos hace resbalar y caer sobre semejante expresión canina, seguramente el olor y las impresiones de nuestras huellas color marrón describirán nuestro rastro por un largo rato.
