n tiempo de contiendas electorales, de grietas y tanta discusión política dispersa por oficinas, hogares y mesas de café, no está de más el concepto. Se puede diferir con total autonomía y convencimiento, sin menospreciar puntos de vista distintos al propio. Es más, escuchando al otro siempre se puede mejorar una idea por más inalterable que nos parezca.