Es inminente la identificación del cuerpo que podría pertenecer a Carlos Duarte Luna
El joven perdido desde abril del año pasado

Es inminente la identificación del cuerpo que podría pertenecer a Carlos Duarte Luna

Así lo adelantó el juez de instrucción de Río Grande Daniel Cesari Hernández. La prueba de ADN que comparó muestras del esqueleto encontrado cerca de Tolhuin, con material aportado por familiares, tendrá resultado en los próximos días. Intentar desentrañar el misterio del joven que se extravió en abril de 2019.
22/01/2020
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a Justicia provincial confirmó que es inminente el resultado del estudio genético que permitirá dilucidar si los restos humanos hallados en noviembre del año pasado, pertenecen a Carlos Nicolás Duarte Luna, el joven de 29 años desaparecido desde el 30 de abril de 2019 en el municipio de Tolhuin.
El juez de instrucción 1 de Río Grande, Daniel Cesari Hernández, anticipó que la identificación del cuerpo hallado por un grupo de motocilistas en proximidades del Cerro Michi, a 14 kilómetros de Tolhuin, se producirá “antes de fin de mes”.
En declaraciones a Radio Fueguina, el magistrado sostuvo que, en principio, las pruebas científicas “descartan cualquier forma de criminalidad como causal del deceso” de la persona encontrada. Es decir que el fallecimiento habría acontecido sin la participación de terceros.
Por su parte, en relación a si se trata de Duarte Luna, el juez remarcó que ello será determinado por el análisis de ADN que comparó muestras del esqueleto con material genético aportado por familiares del hombre desaparecido, y que se llevan a cabo en la provincia de Córdoba.
“Antes de fin de mes tendremos esos resultados. Tenemos ya otros resultados de los estudios sobre los restos óseos del cuerpo encontrado y estamos a la espera del ADN que será a la brevedad”, dijo Cesari Hernández.
A su vez, explicó que los familiares del joven desaparecido “están llegando en estos días (a la provincia). No he tenido entrevistas personales (con ellos) pero estamos a la espera de encontrarnos. Sinceramente las repuestas que se les darán son las mismas que les damos a los medios, donde todo depende de la prueba de ADN que está en pleno curso”, explicó.
“Cuando se produce una muerte, se inicia una causa que es averiguación de la causa de muerte. No solo se busca la causa material de la muerte, sino si esa causa es de naturaleza criminosa. Acá hubo una desaparición, tenemos que establecer si eso fue por intervención de terceras personas y si el deceso fue por un hecho criminoso”, sintetizó el magistrado al destacar que, en este caso, “no tendríamos ningún indicio de criminalidad”.
La búsqueda de Duarte Luna se había reactivado luego de la veda invernal, a través de un operativo focalizado en un grupo de dos lagunas señalada con “insistencia” por los perros adiestrados que participaron de las pesquisas. En esa oportunidad, unas 70 personas de múltiples instituciones provinciales, nacionales y de Chile, incluyendo algunos “buzos tácticos”, rastrearon la zona situada a pocos kilómetros de Tolhuin y de la Ruta Nacional Nº3, aunque sin resultados positivos.
El operativo de rastrillaje llegó a incluir la participación de especialistas de Santa Cruz y de un grupo de rescatistas chilenos del grupo “Sar Magallanes Les-K9” procedentes de la ciudad de Punta Arenas, que incluía paramédicos, expertos en montaña, guías caninos y hasta operadores de drones.
Hasta que finalmente el hallazgo se produjo en noviembre de 2019 de manera fortuita, por parte de un grupo de motociclistas que recorría la zona del Cerro Michi.
Carlos Duarte, el padre del joven extraviado, explicó en su momento que su hijo estuvo internado por problemas psiquiátricos y que en la actualidad “no estaba bien”.
El hombre relató que Carlos Nicolás tuvo “problemas con las drogas” a los 26 años, y que estuvo internado en una clínica y en un hospital psiquiátrico, aunque “salió de ambos con alta médica” y que después “agarró un poco de ropa y sus guitarras y se fue a viajar por la Patagonia”, mencionó meses atrás.
Duarte precisó que en Tolhuin había conseguido empleo en un aserradero, y que luego del incendio que sufrió la cabaña que le proveía la propia empresa, quedó “en situación de calle” y fue acogido en su casa por una familia del lugar.
El día en que se extravió “no llevaba medias” ni “sus lentes” y “tampoco tenía dinero encima”, señaló también el padre.

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