n peligro de máxima consideración, y muchas veces inadvertido, son las antiguas instalaciones eléctricas que en muchos rincones de la ciudad aún persisten. En algunos casos, ni siquiera tienen su tapa, y los cables quedan expuestos a las lluvias y terminan con algún problema eléctrico. Sería lo de menos, en realidad. Sobre todo, porque suelen estar al alcance de las manos de los niños.