n el marco del proyecto experimental GEF, de instalación de paneles solares en 16 viviendas que en la zona de Río Pipo construye el Instituto Provincial de Vivienda, el ingeniero Pablo Lerzo explicó los pormenores de la original iniciativa y sus alcances dentro del ámbito de Tierra del Fuego.
Explicó que se trata de un proyecto experimental donde el mismo módulo de vivienda con la misma arquitectura, sistema de aislación y metros cuadrados de paneles, se están instalando en distintas provincias del país: “Se va a hacer un relevamiento del éxito sobre la habitabilidad de ese módulo habitacional unifamiliar en Tierra del Fuego, Santa Cruz, Neuquén, Chubut y así sucesivamente”.
Básicamente a las viviendas, cuyo cerramiento está mejorado específicamente, una vez adjudicadas se las someterá a un control durante un año para evaluar la efectividad en los parámetros de energía renovable y exigencia energética propia de la vivienda.
“No está garantizado el éxito” anticipó claramente el especialista. “Anticipé los resultados que para mí tranquilidad ya los conocían. Es un proyecto que no va a arrojar los resultados que se esperan, porque en energía fotovoltaica, el modo más directo de obtener energía, hay un montón de condicionantes”.
Mencionó la existencia de mapas de potencial de estos recursos renovables, y el lugar que ocupa Ushuaia al respecto, que “por tener la cordillera a nuestras espaldas, evitando que llegue toda la radiación que debería llegar, tiene un valor máximo de 5 kilowatts/hora por metro cuadrado”.
Ese valor que fue evaluado durante 14 años consecutivos por parte de un grupo de científicos que estableció una curva en la cual el Sur de Tierra del Fuego tiene esta irradiancia máxima durante noviembre, diciembre y enero, aproximadamente equivalente a la de la ciudad de Buenos Aires. “Pero en los otros meses, la energía fotovoltaica no te sirve para nada. Si no la compensás con energía hidro cinética eólica estás muerto” advirtió Lerzo.
La expectativa es comprobar si, por ejemplo, se pueden abastecer calderas para la calefacción con agua. Si eso fuera suficiente y la energía obtenida permitiera alimentarlas, sería un punto a favor. “El problema es a la noche si no tuviera conexión a la red normal. Es una ecuación a resolver y ver cuánta energía de esa unidad habitacional depende de la energía fotovoltaica” apreció a continuación.
Por una cuestión de costos, se decidió que la energía fotovoltaica se va a obtener en línea directa y no se va a acumular a la usanza de un sistema clásico, en baterías: “Se descartó almacenar porque implica una elevación de costo impresionante. Hoy por hoy el componente de tener batería de ciclo profundo, muy especiales y no convencionales, impacta en el costo en más del 50%” argumentó.
“Es una iniciativa experimental, son viviendas con un sistema muy particular de aislación y por ser tan innovadora, hay parámetros de control ambiental y de obra más estrictos que en una obra convencional” añadió finalmente el ingeniero Pablo Lerzo.
