Cómo es el cruce por el temible Pasaje de Drake
Fallecimiento de pasajeros en el Viking Polaris

Cómo es el cruce por el temible Pasaje de Drake

Un muerto a bordo de un crucero noruego fue el saldo de la emergencia que el buque debió afrontar en el Pasaje de Drake, entre Ushuaia y Antártida. Las pésimas condiciones meteorológicas suelen ser una constante en el legendario sitio.
02/12/2022
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l biólogo investigador de CADIC - CONICET, Gustavo Lovrich, describió las características y condiciones del famoso Pasaje de Drake, que vincula al continente americano con el antártico, donde este martes 29 de noviembre falleció un hombre a bordo de la embarcación turística Viking Polaris, de bandera noruega, siniestrada a raíz del fuerte oleaje con el que se encontró en el temible pasaje.
Por haberlo navegado en repetidas ocasiones, Lovrich caracterizó como difícil el cruce del pasaje de Drake, donde se presenta una combinación de dos factores: “Se han intensificado los vientos del Oeste, cada vez más fuertes y cada vez más hacia el Sur. Y como consecuencia de lo que se llama cambio climático, hay un aumento de la temperatura, derretimiento en la Antártida, etc.”.
Si bien no se puede atribuir los accidentes específicamente, o únicamente, a que los vientos sean más fuertes -un barco está preparado para eso- llamó a pensar que “la alta demanda del producto antártico hace que haya muchos barcos, y que este tipo de accidentes sean más frecuentes”, casi por una cuestión demográfica.
El investigador evaluó que el turismo antártico es “una industria altamente exigente con los tiempos”, explicado esto en que los pasajeros de un barco, en casos, “deben volver a Ushuaia para poderse tomar un avión. Esa presión de cumplir con los horarios, hace que los capitanes tomen decisiones arriesgadas en el cruce del pasaje de Drake” opinó.
Calculó que, desde la península antártica, último lugar que visitan los cruceros, hasta Ushuaia, hay aproximadamente 48 horas de navegación. Puede pasar que las condiciones empeoren respecto del pronóstico meteorológico, y “con mal tiempo, esos dos días pueden ser más largos y además puede cambiar”.
Avanzando en su análisis, también mencionó lo que puede pasar cuando el oleaje cambia, “por condiciones locales o por alguna razón. Olas encontradas y escarceos que hacen que la embarcación no pueda mantener el rumbo”.
La confianza de los pasajeros es un factor a tener en cuenta también, y así lo explicó Lovrich: “Confiados y habituados al movimiento del barco, cambian de repente, se pegan un golpe y se accidentan o mueren. Eso también, la confianza a bordo, hace que no se respeten las condiciones del mar”. Como ejemplo de una adecuada medida de seguridad, mencionó buques rusos que tienen cinturón de seguridad en las camas.
El pasaje de Drake es surcado por una corriente marina que transcurre siempre desde el Oeste, donde la presencia de fuerte viento es una constante, por lo que el oleaje está garantizado. A esto sumó “lo que pasa entre el sur de Sudamérica y la península antártica, que toda esa agua que se está moviendo alrededor de la Antártida, hay un lugar donde se estrecha -entre comillas, son 1000 km y 4000 o 5000 metros de profundidad-, pero toda esa masa, que es muchísima y que está circulando a una velocidad importante para una corriente marina, se acelera un poco en el pasaje de Drake”.
Tanto es así que refirió alguna historia de hace cuatro o cinco siglos del cruce del Cabo de Hornos, una de las tantas nunca confirmadas: “Por la borrasca y el viento en el cruce, los barcos a vela eran desviados hacia la Antártida o se perdían. Dicen que el descubridor argentino de la Antártida fue Guillermo Brown, porque una de esas tormentas lo desvió de tal manera, que llegó a ver tierra cubierta de hielo al Sur de donde debería estar, cuando no se conocía la existencia de la Antártida”.

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