ncumplir normas, faltar el respeto y actuar con mala educación, generan momentos poco deseados, y el efecto negativo es aún mayor cuando el responsable de estos es un agente público. En este caso se trata de un integrante del INFUETUR, repartición cuyo personal se caracteriza por el buen trato, la cordialidad, la empatía y el profesionalismo. Todo lo contrario con el conductor de este vehículo oficial, que no se conformó con transitar varios metros a contramano y en retroceso, sino que no ahorró insultos al momento de marcársele lo inapropiado y peligroso de su maniobra. Su “valentía” tras el volante quedó evidenciada cuando tampoco accedió a identificarse. Suponemos que desde el organismo será sencillo identificar al responsable invitándolo a corregir su accionar a futuro, ya que por su conducta resulta inaudito que fuera del turismo.
