Punto de Vista

La historia no avanza por el camino de la burocracia

10/02/2011
E
scribe: Leonardo Gorbacz (*)

Sin dudas que con el tiempo uno de los avances significativos que se recordarán de este período de la Argentina será el matrimonio igualitario. No se trató tanto de una ley sino de una conquista, lo que presupone militancia, debate, tensiones, marchas y contramarchas.
Un hito muy importante en ese tránsito fue el casamiento, avalado por un fallo judicial firme, de Alex Freyre y José María di Bello en Ushuaia, con la autorización de la Gobernadora y en cuya ceremonia oficié de testigo.
Ese hecho reavivó fuertemente el debate y aceleró el tratamiento parlamentario que concluyó, en la madrugada del 15 de julio, con la sanción definitiva de la Ley.
En el medio, los más feroces ataques se desataron contra todos los que de una u otra forma promovimos o apoyamos esta propuesta por la igualdad de derechos.
Denuncias judiciales amparadas en cuestiones procedimentales menores, ataques verbales de tono discriminatorio –la CGT me trató de “padrino mágico de la boda gay”–, documentos condenatorios de algunas agrupaciones religiosas anunciando el fin de la familia, y hasta absurdas (y falsas) acusaciones de haber gastado recursos públicos para pagar el brindis posterior a la ceremonia.
A nadie escapa que se trató de un procedimiento que desde el punto de vista estrictamente formal pudo generar diversas opiniones, porque tal vez no es frecuente que la aplicación de un fallo dictado en Buenos Aires se efectivice en Tierra del Fuego. Pero, y éste es el punto, ¿de qué otra manera puede avanzar la historia para superar injusticias que llevan siglos? Si no hubiese habido, como hubo, jueces que impidieron irregularmente el cumplimiento del fallo firme en Buenos Aires, la situación no se hubiese trasladado ni a Ushuaia ni a ningún lado. Si se llegó a eso, fue porque lo que avanzaba no era un simple trámite, sino una lucha, que encontró en sede judicial apenas un escenario más para desplegarse. Antes fue la calle, las plazas, y luego también el Parlamento y la Casa Rosada.
La historia no avanza por el camino de la burocracia sino por el camino del coraje y la lucha. El recelo por la pulcritud de un expediente se torna un poco ridículo cuando lo que está en juego es la vida y la felicidad de millones. ¿O acaso las revoluciones o las gestas, grandes o pequeñas, se realizan haciendo trámites y poniendo adecuadamente los sellos?
Respeto más a los que, aún con sus prejuicios y posiciones, expusieron abiertamente su rechazo, que a los que se escondieron en argumentos burocráticos, cuestionando –como la empleada pública de Gasalla– los sellitos que faltaban y, escondiendo, su oposición a la cuestión de fondo.
No obstante ayer, y para tranquilidad de los que se preocupan en exceso por la prolijidad administrativa, olvidando –o eludiendo deliberadamente– los contextos, la Justicia dictó un fallo sobreseyendo a Fabiana Ríos y Eleonora De Maio, y diciendo que todo estuvo hecho como la Ley manda.
Pero a mi juicio, ese es un tema menor. La historia ya avanzó y no hubiese retrocedido, más allá de este fallo, que por supuesto celebro. Ya hay mucha más gente feliz en nuestro País.
Habrá muchas luchas aún por dar para lograr la igualdad y la justicia. Y habrá también seguramente, resistencias disfrazadas, entre otras cosas, de celo administrativo. No importa.
Si los De la Riva, Martinelli y Echazú hubiesen estado a principios del siglo XIX por la zona de Cuyo –salvando las distancias–, seguramente le hubiesen pedido a San Martín el RTO de los caballos para cruzar la Cordillera de los Andes.

(*) Leonardo Gorbacz es licenciado en Psicología, Diputado Nacional entre 2005 y 2009. Desde diciembre de 2009 y agosto de 2010 ocupó el cargo de Secretario de Comunicación Institucional del Gobierno de Tierra del Fuego y en la actualidad se desempeña como asesor en la Jefatura de Gabinete de Ministros de la Presidencia de la Nación, con rango de Subsecretario de Estado.


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