No voy por tierra, tampoco en avión
Aislados o desamparados

No voy por tierra, tampoco en avión

17/07/2011
D
espués de una interrupción de 24 horas en el tránsito terrestre desde y hacia el continente, el Gobierno de la Provincia pidió el viernes “extremar las precauciones”, asegurando que si bien el tránsito por las rutas chilenas “se ha normalizado temporalmente”, se deben respetar las normativas vigentes en materia de seguridad.
“La circulación por las rutas chilenas se ha normalizado. No hay inconvenientes en el cruce por los pasos fronterizos, pero como medida de prevención se determinó que los vehículos particulares” están siendo “desviados por el camino de Onaisín”; en tanto que los transportes de carga y de pasajeros circulan “por la ruta internacional 257”, informaron.
Y es que a raíz del mal estado de la ruta chilena 257, un importante número de vehículos permanecieron varados el jueves durante varias horas, a 60 kilómetros del Paso Fronterizo San Sebastián chileno. Hecho que para el Gobierno fue resuelto “merced” a su “rápido accionar”, donde de “distintas direcciones coordinaron el envío de combustible y víveres para asistir a los afectados”. Sin embargo esta afirmación fue desmentida por Leandro González –un vecino de nuestra ciudad–, que debió pasar un día en el lugar.

“Pasamos la noche junto bebés, niños y ancianos, esperando que nos vinieran a socorrer”

Ayer, en dialogó con el EDFM, González relataba la odisea: “Quedamos 24 horas varados en el medio de una ruta desierta y congelada entre el jueves 14 y viernes 15 y a 70 Km de la frontera Argentina de San Sebastián. Pasamos la noche junto bebés, niños y ancianos, esperando que Vialidad Nacional, Defensa Civil o algún área del Gobierno Nacional o Provincial nos vinieran a socorrer ante lo que fue realmente una emergencia”.

EDFM: De todas maneras el Gobierno informó que asistieron a las personas varadas.
Leandro González: Sólo la visita de un empleado de Defensa Civil Provincial que llegó a las 2.30 de la mañana a decirnos que esto le corresponde a la empresa transportista, y que ya habían avisado, pero que el Estado no tenía nada que ver. Yo venía de San Salvador de Jujuy, invitado a la Feria del libro Provincial a presentar la Asociación de Revistas Culturales Independientes de Argentina de la cual soy miembro. Terminó la feria y tomé un vuelo de Andes Líneas Aéreas a Buenos Aires, cuestión que cuando intento salir para Ushuaia en otro vuelo, las cenizas complicaron todo. Pasaron los días y por fin me decidí a tomar un bus, sabiendo que los micros de larga distancia en Patagonia gozan de mala salud. Tras largas horas, llegue a Río Gallegos donde tomo un bus de la línea Taqsa Marga que finalizaba en Ushuaia. Lo que no sabía era la aventura que nos tocaría en el trayecto a San Sebastián.

EDFM: Por las imágenes que llegaron, había camiones cruzados en la ruta.
L.G.: No solo eso, pinchamos dos gomas mientras atravesamos ese camino desastroso dentro de la isla. De entrada a unos pocos kilómetros de haber cruzado la balsa nos encontramos con un camión atravesando el camino, luego de unas horas y ayuda de los choferes del micro y civiles logran enderezarlo. Todos aplaudimos y el micro arranca, hacemos 10 km y de vuelta otro camión, miramos un poco más allá y otro más, la ruta había colapsado. En las subidas y en las bajadas, los camiones se multiplicaban y casi ninguno traía cadenas.

EDFM: ¿A qué hora habían salido de Río Gallegos?
L.G.: Habíamos salido a las 9 de la mañana y ya eran las dos de la tarde. A esa ahora todos se encontraban medianamente centrados. La noticia bomba fue que pinchamos una segunda rueda y no había repuesto. A las 5 de la tarde, un grupo se altera y acusa verbalmente y de forma agresiva a los conductores del micro por no tener dos ruedas de repuesto. Los choferes que siempre demostraron cordura y predisposición, explicaban que por más que cambien la rueda no podríamos avanzar. Ante la situación una niña se asusta y sufre una crisis nerviosa, su madre intenta calmar a la gente y vivimos el primer momento de paranoia. Nadie sabía que nos esperaban 24hs más arriba del bus en ese mismo lugar.
A las 8 de la noche, uno de los choferes sale en búsqueda de ayuda, al menos de señal telefónica para avisar a la empresa y Defensa Civil. Abrimos la caja de provisiones para casos extremos del micro y encontramos galletitas, paté y té, pero no había ni agua caliente, ni abrelatas, decidimos guardarlo para más tarde. Ponemos la última película de Capusotto, “Pájaros Volando”, como para ponerle humor a la situación, intentamos relajarnos y confiamos en que nos mandaran ayuda. El baño estaba inutilizable, los niños se portan bien y los grandes están nerviosos, los turistas que no hablan español no entendían nada. Hacia adelante y hacia atrás se veían las luces correspondientes a largas hileras de micros y autos, unos 150 camiones adelante nuestro de unos 20 mil kilos, dos colectivos sin contar un número indefinido de autos.

EDFM: ¿Y en qué momento llega ayuda?
L.G.: El primer contacto fue a las 2.30 de la madrugada, cuando llega una camioneta de Defensa Civil. La primera sensación de emoción y felicidad se fue transformando en decepción y bajón al escuchar lo que el muchacho nos dijo: “Nosotros somos el Estado, solo venimos a ver la situación, ya le avisamos a la empresa y son ellos los que tienen que hacerse cargo, lo que vamos a hacer es anotar su nombre y un número de teléfono y nos comprometemos llamar y avisar a sus familiares en la situación que están así se quedan tranquilos”. Le pregunto si podían llevarse a los niños, me dicen que no. ¿Pueden traernos agua y comida?, insisto, a lo que me responde: “Todas las necesidades las vamos a anotar y veremos qué se puede hacer cuando regresemos”. De ahí en más, el muchacho le echó la culpa a Chile por no avisar bien de la situación y se lavó las manos totalmente. Lo único que nos tranquilizó es que avisarían a nuestras familias, cosa que nunca hicieron los muy caraduras.

EDFM: Entonces pasaron la noche en ese lugar.
L.G.: Amanecimos en el mismo lugar. Recién a las 14 logramos arrancar a fuerza de coraje de los choferes y los pasajeros que cambiaron la rueda cuando llegó el auxilio. La ruta ya se había descongestionado y con un gran aplauso respiramos profundo. En la aduana Chilena intenté hablar con alguien para saber qué opinaban sobre lo sucedido, les conté la situación pero me dijeron que ellos no tienen nada que ver y me pasaron una dirección en Santiago de Chile para hacer la queja. Del lado argentino la sorpresa fue mayor, una señora de Defensa Civil en su camioneta nos dijo que no sabía de nosotros y que no se podían mover de ahí por “el tema de la radio” y que ellos venían denunciando esto desde el día sábado y pero que nadie les dio bola.

EDFM: ¿Vas a denunciar esta situación?
L.G.: Por mi parte y seguro que unos cuantos más, debemos denunciar como ciudadanos lo que pasó. Yo creo que hubo abandono de personas en situación de riesgo, por parte de Chile y Argentina y del Gobierno de Tierra del Fuego. Denuncio también la falta de control en el tránsito de camiones y en las líneas de micros que viaja por la isla. Denuncio la falta de sensibilidad de Defensa Civil, ya que de “defensa” y de “civil” con nosotros, nada.