EL 29 DE AGOSTO DE 1881

Esto pasó en nuestra región: Secuestran a nativos para exhibirlos en muestras europeas

28/08/2014
P
or Bernardo Veksler

Alrededor de esta fecha, el empresario alemán Carl Hagenbeck y sus secuaces secuestran a once nativos alakalufes en la costa de Tierra del Fuego, para transportarlos hacia Europa y lucrar con su exhibición en grandes exposiciones internacionales.
El cargamento de nativos incluyó también a representantes de otras etnias, como familias selk’nam y tehuelches y un mapuche, quienes fueron presentados como antropófagos para generar una mayor atractivo entre la concurrencia a esos eventos.
Estos verdaderos zoológicos humanos se llevaron a cabo en París, Berlín, Leipzig, Munich, Stuttgart, Nuremberg y Zürich, donde se llevaron secuestrados a representantes de pueblos originarios de diversas partes del mundo, para ser expuestos en especie de jaulas.
A pesar del éxito de público, el hacinamiento en que vivían y el escarnio a que eran sometidos los cautivos, fueron generando cuestionamientos y polémicas que impulsaron la cancelación de esos lamentables espectáculos.
Luego de estas vergonzantes exposiciones, la suerte de los desarraigados americanos permaneció ignorada durante 128 años. En febrero de 2008, el documentalista Hans Mülchi y el historiador Christian Báez, –que se encontraban en pleno rodaje del documental ”Calafate, Zoológicos Humanos en Europa”–, se enteraron que en Suiza había unos esqueletos que supuestamente pertenecían a aborígenes chilenos. Pudieron confirmar la versión y descubrir que yacían en cajones del Departamento de Antropología de la Universidad de Zürich.
Este hallazgo permitió el reclamo de las autoridades chilenas y el logro de la restitución de cinco indígenas alacalufes nacidos en Tierra del Fuego.
Así, los esqueletos de quienes fueron rebautizados en Europa como Henry, Lise, Grethe, Piskouna y Capitán, llegaron a Chile en dos cestos de juncos tejidos artesanalmente por una de sus descendientes, según la tradición fueguina. Fueron embarcados en un buque, que tras siete horas de navegación ancló frente a la isla Karukinka; elegida como lugar de su descanso final, por ser la más cercana al sitio donde fueron capturados. Los restos fueron depositados en una cueva; ungidos con aceite de ballena y cubiertos con pieles de lobos marinos, para cumplir con el rito fúnebre de las comunidades canoeras.
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