a vecina de Río Grande, Mirta Mareco, de 54 años, sufre de movilidad reducida a causa de un accidente cerebro vascular. Tiene a cargo a su hija y a un pequeño nieto. Reside en la calle Juan Manuel de Rosas al 1500 desde hace varias décadas y hace 20 días, cuando se disponía a cocinar, vio cómo las hornallas se apagaban, cuestión que se propagó a calefactores y termotanque.
Ante ello, la mujer aplicó el sentido común: llamó inmediatamente a Camuzzi Gas del Sur, para informar sobre el inconveniente sin saber que a partir de allí viviría una situación angustiante que pone de manifiesto, una vez más, la indefensión del usuario y el desinterés de las grandes empresas prestadoras de servicios.
Un rato después del llamado de la vecina, los técnicos de la empresa que arribaron al lugar detectaron una pérdida, retiraron el medidor y dejaron sin gas a la familia, sin brindarle mayor información sobre los inconvenientes que habían detectado en la vivienda.
Sin un plan de acción ni recomendaciones sobre lo que debía hacer, la mujer combatió los últimos 20 días las temperaturas bajo cero del crudo invierno riograndense como pudo. La desesperante situación de la familia puso en alerta a vecinos de la zona que acudieron al Municipio de Río Grande que en forma conjunta con la concejal Verónica González permitieron que la mujer y su familia se alojen en un hospedaje de la ciudad.
Pero hay un problema: a diferencia de su hogar, el lugar donde se alberga actualmente no cuenta con las comodidades que requiere su discapacidad y por ello reclama a Camuzzi Gas del Sur que le brinde una pronta solución a su reclamo.
Sin embargo, desde la empresa le informaron que hay una sola forma de solucionar la situación y es abonando la suma de 34 mil pesos que habilitaría obras y la reconexión del servicio, dinero que Mirta Mareco no posee.
“Vinieron los empleados. Me dijeron que sacaban el medidor, les pedí que no lo hicieran porque soy discapacitada y me dijeron ‘yo cuido mi trabajo’. Hace tres semanas que pasamos frío, estamos en una situación muy complicada”, aseguró la vecina.
Por otro lado, contó que “hacer la línea de gas nueva me sale 34 mil pesos. Yo no tengo ese dinero, cobro la jubilación mínima y estoy en una situación muy complicada. No sabemos qué hacer porque sin ese dinero, no podemos volver a nuestra casa”.
Por último, Mirta Mareco admitió que “yo no puedo más. Por suerte hay vecinos que nos están ayudando, nos ayuda la concejal Verónica González y el Municipio pero no sabemos qué hacer para poder volver a nuestra casa porque ese dinero que nos piden para hacer la obra, sumado a la reconexión, es imposible de juntar para nosotros”.
