Viajó a dedo durante cuatro años para obtener su título docente
Ejemplo de perseverancia y dedicación

Viajó a dedo durante cuatro años para obtener su título docente

Ismael Caiazza vive en Tolhuin, pero eso no le impidió cursar el Profesorado en Matemáticas en el IPES de Río Grande, hasta obtener su título docente. Para eso, durante los cuatro años de estudio Ismael viajó ‘a dedo’ ida y vuelta, de lunes a viernes. “Casi sin pensarlo, se transformó en algo único e inolvidable. Conocí gente nueva con la que compartí charlas, anécdotas y reflexiones que voy a recordar toda mi vida”, expresó el joven y aseguró que “aquel que realmente quiere algo, busca los medios para lograrlo. Todo depende de uno mismo; de la voluntad, el esfuerzo, la perseverancia y la dedicación”.
06/10/2016
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smael Caiazza (24), se recibió hace pocas semanas de Profesor de Matemáticas, luego de cuatro años de carrera cursando en el Instituto Provincial de Enseñanza Superior (IPES) ‘Paulo Freire’ de Rio Grande. Su logro es particular, porque alcanzó su título viajando todos los días desde Tolhuin, su lugar de residencia, haciendo ‘dedo’ en la ruta para recorrer los 109 kilómetros de ida y de vuelta.
En diálogo con EDFM, Ismael aseguró que “los cuatro años se me pasaron muy rápido, porque cada día se me iba acortando el tiempo que faltaba para obtener mi título” y explicó que la hazaña se concretó “siempre con la meta fija de estudiar y recibirme, y pensando en que todo el esfuerzo que estaba haciendo tenía que valer la pena, por eso siempre me despertaba, iba a trabajar y después a estudiar”, dijo.
Ismael no contaba con los medios para trasladarse hacia Rio Grande, lugar donde se cursaba el Profesorado de Matemáticas –con modalidad presencial-, pero “tenía la convicción de que iba a hacerlo, como fuera necesario”, recordó. “Nunca abandoné mi trabajo, así que tenía la obligación de ir y volver para cumplir mi jornada laboral al día siguiente. Entonces decidí hacer ese viaje de ida y vuelta todos los días, y lo hice durante los cuatro años que duró la carrera”, indicó.
Ismael destacó que “si bien había oportunidades en que tenía información de gente de Tolhuin que tenía que viajar, y lo hacía con ellos, la inmensa mayoría de los días viajaba haciendo dedo” y explicó que para evitar demoras y conservar la regularidad en el profesorado, “mi forma de calcular el tiempo siempre fue salir con mucha anticipación. Así que salía de Tolhuin alrededor de las cuatro de la tarde, llegaba alrededor de las seis y ya estaba ahí, esperando a que comenzara el curso, que se dictaba de siete a once de la noche”, señaló.
A esa hora de la noche, Ismael emprendía el regreso. “La vuelta a casa siempre fue más complicada, porque a esa hora hay menos tránsito en la ruta y las condiciones climáticas no ayudan mucho, sobre todo en invierno”, recordó el joven, “pero siempre me encontré con gente buena en mi camino. Siempre hubo alguien que me pudiera llevar a Río Grande y alguien que me pudiera traer de vuelta a Tolhuin” subrayó.

Una experiencia inolvidable

Más allá de haber cumplido su objetivo principal, ostentando el título de Profesor de Matemáticas, Ismael destacó la experiencia que vivió a lo largo de los cuatros años de carrera. “Casi sin pensarlo, se transformó en algo único e inolvidable. Conocí gente nueva con la que compartí charlas, anécdotas y reflexiones que voy a recordar toda mi vida”, expresó.
El joven se mostró “orgulloso, satisfecho y realizado” por el logro obtenido. “suelo decir que finalizar algo es comenzar algo nuevo, por eso haber terminado mi carrera, para mí significa que va a comenzar una nueva, cuando continúe con la Licenciatura, pero esta vez será a distancia” dijo.
Reflexionando sobre su experiencia, agradeció el apoyo de la Institución –IPES Paulo Freire- que “siempre supo de mi situación, que yo vivía en Tolhuin y viajaba haciendo dedo. Hubo muy buena predisposición y me acompañaron brindándome herramientas para que no perdiera la regularidad, por ejemplo, comprendiendo si llegaba tarde alguna vez, aunque eso ha pasado muy pocas veces, por eso estoy muy agradecido” indicó.
Ismael valoró también el acompañamiento de su familia a lo largo de los cuatro años de carrera docente. “Mi familia siempre estuvo apoyándome y sosteniéndome, esperándome con un plato de comida a la noche o yéndome a buscar a la estación de servicio. Mis viejos siempre estuvieron conmigo, y su apoyo me empujó también para llegar al título que finalmente alcancé”, sostuvo.

“Todo depende de uno mismo”

Recordando las situaciones que debió atravesar para lograr su objetivo, Ismael Caiazza aseveró que “no hay sueño imposible. Aquel que quiere algo y realmente lo anhela, busca los medios para lograrlo, no se queda con el ‘NO’, sigue adelante y lo consigue”.
Ismael alentó a otros jóvenes a perseguir sus sueños y metas. “Me dijeron una frase que me representa, en gran medida: no es la aptitud, sino la actitud, la que nos da la altitud” reflexionó, y agregó: “Todo depende de uno mismo; de la voluntad, el esfuerzo, la perseverancia y la dedicación”.

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