Entrevista a Guillermo Tarapow

“No fue una insubordinación, sino un acto de cariño al Irizar y a su tripulación”

El ex capitán del rompehielos justificó haberse negado a bajar del barco en 2007, luego del incendio sufrido por la embarcación. “Si en cualquier momento de esa noche, alguien me hubiera dicho si prefería honores o que se salven todas las vidas, yo hubiera elegido las vidas. Y lo volvería a hacer”, afirmó.
03/05/2017
E

l ex capitán del rompehielos Almirante Irizar, Guillermo Tarapow, justificó ayer su decisión de negarse a abandonar el buque luego del incendio registrado en 2007 cuando regresaba de una campaña antártica, y sostuvo que “no se trató de un acto de insubordinación, sino de cariño hacia la tripulación y al barco que comandaba”.
Tarapow explicó que recibió la orden de parte de oficiales superiores de la Armada Argentina e incluso de uno que se encontraba a bordo del rompehielos, pero que decidió no cumplirla hasta no estar seguro del rescate de las 240 personas que iban a bordo.
El ex militar enfrentó un sumario por esa actitud y terminó pasando a retiro, antes de retomar su carrera como marino, dos años más tarde, en una empresa naviera que opera entre Paraguay, Brasil, Bolivia y Argentina, donde se desempeña actualmente.
“Agradezco a quienes me ordenaron desembarcar, por intentar exceptuarme de mi propio sacrificio. Pero en ese momento yo no estaba seguro de que hubiera quedado gente a bordo. Tenía muchas dudas y decidí quedarme”, recordó en dialogo con FM Centro.
“Imagínese si moría alguien después de que el capitán se había ido del barco. Con qué cara se podría mirar a los familiares de esas personas”, reflexionó el capitán.
También reconoció que la desobediencia incluyó a un oficial de mayor jerarquía que estaba en el rompehielos.
“Es como si el intendente de una ciudad invita al gobernador a un acto en su ciudad. Y algo se sale de control. La responsabilidad sigue siendo del intendente, aunque esté el gobernador. Y yo era el intendente del buque. El buque es del capitán”, afirmó el marino que al momento del episodio tenía 45 años y ostentaba el cargo de capitán de fragata.
Tarapow detalló que tras el desembarco de 210 personas en medio de condiciones meteorológicas adversas, quedaron a bordo un grupo de 30 personas (todos tripulantes de alto rango) que descendieron del buque en último término, luego de diagnosticar que a la embarcación le quedaba un lapso de sobrevida de entre “una y cuatro horas”.
En ese momento, el capitán quedó solo en el rompehielos durante 36 horas, hasta que cuatro buques de rescate se pudieron acercar y se conformó una brigada de 50 rescatistas que subieron a combatir el incendio.  
“Se cumplieron todos los procedimientos. Yo sabía que de esa no salía vivo y lo asumí con mucha paz. Estaba solo en un barco incendiándose con 1 millón 240 mil litros de combustible almacenado. Trabajé y recé hasta que amaneció, y entonces me pregunté si todavía había chances de salvar el buque”, rememoró.
Según Tarapow, “si en cualquier momento de esa noche, alguien me hubiera dicho si prefería honores o que se salven todas las vidas, yo hubiera elegido las vidas. Y lo volvería a hacer”, aseguró.
Sobre su pase a retiro, el ex militar señaló que “cualquier capitán que pierde su buque sabe que ese será su destino, más tarde o más temprano”, y dijo que “dentro de la Armada trabajé siempre para ser almirante pero llegué hasta donde pude”.
“La moneda de mi vida tiene tres posiciones. De un lado soy alguien que cumplió con su deber y salvó vidas. Del otro soy el boludo al que se le quemó el buque. Convivo con eso pero también sé que una moneda pueda caer de canto. Y ahí es cuando aparece Dios, en quien creo y agradezco por estar siempre conmigo”, reflexionó Tarapow.

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