a obra fotográfica en forma de poema ha sido realizada íntegramente en material analógico con película blanco y negro, con la utilización de una ampliadora y de manera artesanal. Las copias que se exhiben son las únicas en existencia.
“Esta se compone de un grupo de fotografías con un hilo conductor, basado en un texto en forma de prosa, en el cual cada imagen añade al conjunto amalgamando el sentido, pero sin caer en el ideal de realismo estricto que podrían imponer otras formas de desarrollo visual, como el documental o el ensayo” explicó Fernando Arias.
Además detalló que “ante la masificación de la fotografía en las redes sociales, el medio ha perdido aquella función centenaria de servir para recordar el pasado. Ya no fotografiamos para recordar, sino exclusivamente para comunicarnos con quienes “no están aquí”. No lo hacemos para volver a mirar, ni para sorprendernos después, ni tampoco para separar un momento del fluir natural del tiempo. Todo es una fotografía, luego nada lo es”.
Sobre los métodos, Arias comentó que “Utilizar un rollo blanco y negro es un acto político y artístico de recuperación de un valor tácito de la imagen fija: “alto, esto es importante”. Aún más, limitar la ráfaga de estímulos a un máximo de treinta y seis (la cantidad de fotos que caben en un rollo), obliga a ser meticuloso, mesurado y concreto; pero sin caer en la asepsia de proponer un compendio analítico-sistémico de una jornada. El desafío es múltiple”.
“La experiencia”
Se propone como un trabajo con diversas posibilidades de acercamiento. La más sencilla de todas es limitarse a recorrerla, de principio a fin, en el orden preestablecido, acompañando cada imagen con el verso que se presenta a modo de título, recibiéndola como una anécdota bucólica con un dejo de angustia por el inexorable destino humano “dejar de ser”. Otra posibilidad es reordenarla, retitularla, armar un recorrido propio, tomando las imágenes a modo de líneas punteadas que debe uno mismo conectar. Imprimirle símbolos propios, vivencias personales y paralelismos privados. Aún otra es desconectarla completamente del texto y responder a la obra con un poema o texto propio, una fábula, una anécdota ficta en función de aquella otra. El participante puede elegir una o más de estas consignas (incluso inventar una consigna propia), no siendo obligatorio respetar el orden de las imágenes, ni del texto, ni de la simbología, ni siquiera de la cantidad.
Fernando Arias nació en Río Gallegos y vive en Ushuaia desde 1983. Se dedica a la fotografía desde 2008. En la actualidad utiliza técnicas exclusivamente analógicas de captura tanto en película color como en blanco y negro; realizando las copias con métodos artesanales y alternativos como cianotipia, goma bicromatada, van dyke, carbón transportado y emulsión líquida, incursionando también en ambrotipia.
