Los cuerpos legislativos provinciales tienen cada vez menos representación concreta de la ciudadanía
Datos electorales desde la provincialización

Los cuerpos legislativos provinciales tienen cada vez menos representación concreta de la ciudadanía

El dato surge de comparar las elecciones legislativas desde 1991. Con cada vez menos cantidad de votos positivos, los distintos partidos han logrado más bancas en la Legislatura y el Concejo Deliberante. Es por el crecimiento constante y sostenido del voto en blanco, que muchos atribuyen a la confusión de los electores por la complejidad de distintos sistemas de votación usados en forma simultánea. En los comicios de 2015, el FpV obtuvo el 16% de los votos y se quedó con el 53,33% de las bancas legislativas en juego.
13/07/2018
U

n análisis de los datos electorales de Tierra del Fuego desde la provincialización arroja que los cuerpos legislativos, tanto la Legislatura provincial como los concejos deliberantes, han ido perdiendo representación concreta de la ciudadanía a lo largo de los años.
En la elección de 1991 (la primera como provincia) el Movimiento Popular Fueguino ganó los comicios legislativos y con el 36,21% de los votos logró 7 bancas. Es decir que con el 36% de votos se llevó el 46,66% de los escaños en disputa.
En la elección de 2015 (la última realizada) el Frente para la Victoria se impuso en el estamento de la Legislatura con el 16,14% de sufragios y consiguió 8 bancas. O sea que con el 16% de votos se quedó con el 53,33% de las bancas en juego.
La explicación de porqué con menos de la mitad de votos se pudo obtener más representación institucional es el crecimiento del voto en blanco, que no influye en el reparto de asientos legislativos y que pasó del 4,87% en 1991 al 22,25% en 2015.
Al haber menos votos positivos, con un porcentaje menor se consiguen más lugares de representación, aunque, paradójicamente, también disminuye la representación real de quienes resultan electos.
El auge del voto en blanco en los estamentos legislativos no es una tendencia reciente sino que ha ido instalándose de manera paulatina a los largos de los diferentes comicios provinciales.
Por ejemplo, en la elección de 1995, el MPF volvió a ganar la elección en la Legislatura con el 35,7% de los votos, y se quedó con otra vez con 7 bancas, el mismo 46,66% de las bancas totales.
Ya en 1999, el PJ ganó la elección con el 27,3% (casi 8 puntos menos) y se quedó con 6 bancas, el 40% del total.
En 2003, el PJ se impuso en el estamento de la legislatura con el 20,1% de sufragios (7 puntos menos que en 1999) y obtuvo 5 bancas, el 33,33%.
En 2007, el ARI ganó con apenas el 18,69% de los votos, y sin embargo se quedó con 6 bancas, o sea con el 40% del total en disputa.
En 2011, se impuso el Frente para la Victoria con el 9,75%, y logró 3 bancas, el 20% del total.
Por su parte el caso de 2015 es el más emblemático, ya que el FpV con apenas 16% de sufragios se quedó con más de la mitad de los escaños.
En el Concejo Deliberante de Ushuaia también sucede un fenómeno similar. Por ejemplo en 2011, la elección fue ganada por la UCR, que con apenas el 11,36% de los votos, consiguió dos bancas, es decir, el 28,57% del total.
En 2015, los comicios del Concejo fueron ganados por el Frente para la Victoria, que con el 14,73% de sufragios, también se quedó con dos bancas.

La necesidad de una reforma

¿Por qué la gente ha ido incrementando el voto en blanco para los estamentos legislativos y con ello, ha generado bancas con menor representatividad electoral?
Más allá de los mensajes de descreimiento a la clase política, muchos consideran que la razón principal es la complejidad de los sistemas electorales y la convivencia de sistemas diferentes que termina confundiendo a los electores.
Según esta línea, mucha gente votaría en blanco por desconocimiento de la forma de votación, y no con la intención de no elegir a ninguno de los candidatos.
Por ejemplo, en la última elección se votó en forma simultánea para elegir gobernador, legisladores, intendente y concejales. Convivieron entonces el sistema electoral de tachas para los legisladores y el de preferencias para los concejales. En un caso, la tacha servía para alterar el orden original de la lista en sentido negativo (enviando al tachado al final de la lista) y en el otro caso la preferencia servía para modificar la nómina en sentido positivo.
Además, candidatos a legisladores y concejales estaban en boletas separadas, con lo que no incluirlas en el sobre implicaba votar en blanco para ese estamento.
¿Cuántas personas se habrán confundido o simplemente omitieron incluir la boleta de legisladores o concejales debido a la gran cantidad de boletas con que se encontraron en el cuarto oscuro, tantas que las autoridades tuvieron que disponerlas en exhibidores especiales?
La madeja de sistemas distintos y mezclados, sumado al problema de la falta de representatividad por el crecimiento del voto en blanco, es uno de los factores que hace necesaria una reforma política como la que actualmente analiza la Legislatura.
En lo concerniente al sistema de votación, ya sea por la urna electrónica (cuestionada por su fiabilidad) o por otro sistema con soporte papel exclusivamente, pero aparece como ineludible un ordenamiento y una simplificación de los métodos de votación para que los electores puedan elegir sin confusiones y los elegidos puedan tener la legitimidad que necesitan para legislar.

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