Fiscal quiso detener con la Policía al secretario de un juzgado
Culebrón judicial en Río Grande

Fiscal quiso detener con la Policía al secretario de un juzgado

El juez Raúl Sahade y su secretario, Eduardo Tepedino, denunciaron penalmente a la fiscal Laura Urquiza y también le pidieron un jury ante el Consejo de la Magistratura. Es por un hecho ocurrido el 28 de junio. Dicen que la funcionaria judicial acudió a la comisaría y llevó efectivos para detener al secretario, que estaba en la oficina fiscal exigiendo que le recibieran un expediente. No hay registro de un escándalo similar.
10/07/2019
E

n un hecho sin precedentes en la historia judicial de Tierra del Fuego, un juez de instrucción y su secretario denunciaron penalmente, y pidieron un jury de enjuiciamiento, a una fiscal que recurrió a la policía para que detuviera al secretario del juzgado que fue a la fiscalía a entregar un expediente.
El incidente que tuvo lugar el viernes 28 de junio, pero que trascendió a la prensa durante el último fin de semana largo, involucró al juez de instrucción Nº2 de Río Grande, Raúl Sahade, al secretario de ese juzgado, Eduardo Tepedino, y a la fiscal del distrito judicial norte Laura Urquiza.
A raíz de lo sucedido, Sahade y Tepedino denunciaron a Urquiza y le adjudicaron la presunta comisión de los delitos de abuso de autoridad, amenazas coactivas agravadas, incumplimiento de los deberes de funcionario público, requerimiento indebido de la fuerza pública, prevaricato y privación abusiva de la libertad.
La denuncia penal quedó en manos del juez de instrucción 1 de Río Grande, Daniel Cesari Hernández, y será el fiscal mayor Guillermo Quadrini, quien -en caso de no excusarse- deberá intervenir en el caso para efectuar o no un requerimiento de instrucción que de origen a una causa penal.
Además, los funcionarios judiciales presentaron el pasado jueves 4 un pedido de jury de enjuiciamiento ante el Consejo de la Magistratura de la provincia, a través de un escrito dirigido al presidente del organismo y juez del Superior Tribunal de Justicia, Gonzalo Sagastume.

La novela

El episodio de características novelescas comenzó cuando el juez Sahade le ordenó a su secretario Tepedino y al agente judicial Lucas Ghio (actual secretario general del gremio judicial Sejup) dirigirse personalmente a la oficina de la fiscalía en el edificio de Tribunales de Río Grande, para llevar un expediente en el que se le corría vista al fiscal de turno para que dictaminara sobre una denuncia en trámite.
El expediente es el número 34.329, caratulado “Ibarra Rodríguez Francisco sobre denuncia”. Allí se investiga una denuncia del abogado de Río Grande Francisco Ibarra contra el fiscal mayor Guillermo Quadrini. Ibarra sostiene que Quadrini cometió los delitos de prevaricato e incumplimiento de los deberes de funcionario público por haber efectuado un requerimiento de instrucción ante la ampliación de denuncia que realizó otro abogado, Francisco Giménez, sobre presuntas irregularidades con la obra pública municipal. A criterio de Ibarra, ese mismo tema ya estaba siendo investigado en una causa distinta y no podía abrirse otra investigación por los mismos hechos. Por eso denunció penalmente al fiscal.
Ante ello, el juez Sahade le corrió vista a la Fiscalía para que un fiscal (distinto de Quadrini, que es el denunciado en el caso) emita un dictamen.
Una primera curiosidad es que como eran más de las 14 horas de un viernes (es decir, fuera del horario de actividad judicial) Sahade habilitó días y horarios inhábiles para que el caso siguiera tramitándose durante el fin de semana, otorgándole a la investigación una urgencia que no se comprende muy bien desde la lectura de las actuaciones.
Lo cierto es que con la orden del juez y el expediente en la mano, el secretario Tepedino y el agente Ghio se dirigieron a la oficina de los fiscales, y allí empezaron una serie de hechos que, relatados por sus propios protagonistas, parecen dignos de una novela.

El dedo de la fiscal

De acuerdo a la presentación de Sahade y Tepedino ante el Consejo de la Magistratura (a la que accedió este medio) la comitiva del juzgado llegó a la oficina fiscal a las 14.40 del viernes 28 de junio.  
Relata la denuncia que “la puerta estaba entreabierta” pero que igual “golpearon y se anunciaron”.
En el interior se encontraban dos secretarias de la fiscal Urquiza: Georgina Minelli y Mónica Macri.
Los funcionarios dicen haberles explicado que venían a traer el expediente “en vista” a la fiscalía, y que como el juez había dispuesto “habilitación de días y horarios inhábiles”, debían recibirla fuera de horario y firmar una planilla.
Sin embargo, según este relato, “Minelli se negó a recibir la causa”, por lo que Tepedino llamó por teléfono a la fiscal Urquiza, pero no fue atendido.
También dice el secretario que entonces le envió mensajes de Whatsapp, y que la fiscal los vio pero no le contestó, y luego lo bloqueó del sistema de mensajería instantánea.
Tepedino sostuvo que iba a dejar el expediente de todos modos “en el escritorio de la fiscal” porque “se tenía que ir a buscar a su hijo al colegio”, aunque en ese momento sonó el teléfono de Minelli. Era una llamada de Urquiza. La secretaria se retiró y volvió al rato. Y repitió que no recibiría el expediente.
El secretario del juzgado preguntó entonces de quién era la orden de no recibir la causa. “La orden no la dio nadie”, le respondió Minelli, y agregó: “Y no sé quién los autorizó a ingresar a la fiscalía”.
En ese momento, por si a la historia le hacía falta algún personaje secundario, entró al lugar el personal de la limpieza.
De repente, cuando se habían terminado los diálogos, ingresó a la oficina “presuroso” un funcionario policial. Y dijo que Urquiza había llamado para avisarle que “una persona no se quería retirar de la fiscalía”.
El policía, para los que gusten seguir pensando lo sucedido como parte de una novela, era  el Cabo Santiago Benítez, de la comisaría tercera.
A las 15.15, luego de que Benítez ya se había ido sin entender muy bien para qué lo habían llamado, Tepedino y Ghio tomaron el expediente y también se retiraron de la oficina (a esta altura no se sabe quién habrá ido a buscar al colegio al hijo del secretario).
Cuando la comitiva del juzgado caminaba por el pasillo, relata la denuncia ante el Consejo de la Magistratura, entró a tribunales la fiscal Urquiza “custodiada por seis policías uniformados”.
Lo que pasó en ese momento, conviene leerlo textualmente de la denuncia, para no perder la tensión dramática:
-“En ese preciso instante, la fiscal Laura Urquiza, señalando con su dedo al doctor Tepedino, pero dirigiéndose al personal policial que la escoltaba, expresó que “esa es la persona que no quiere salir de la fiscalía”.
-“Y mientras seguía subiendo los escalones, y al llegar al lugar donde estaba parado el doctor Tepedino, justo frente a la puerta del ascensor, lo miró fijamente y de manera totalmente agresiva, prepotente, intimidante y amenazante, alzando su voz, le dijo: ¿te vas a ir por tus medios, o te hago detener, te vas a retirar o te hago llevar por la fuerza pública?”.

Pericia psiquiátrica

Según la presentación de Sahade y Tepedino ante el Consejo de la Magistratura, lo acontecido es de “una inusitada gravedad institucional, nunca antes vista en el ámbito del Poder Judicial de Tierra del Fuego”.
Por eso pidieron, entre otras pruebas documentales y testimoniales, que se le realice a la fiscal Urquiza una “amplia pericia psiquiátrica”, a los fines de evaluar “si se encuentra en condiciones mentales óptimas para seguir ejerciendo el cargo que desempeña y la gran responsabilidad que el mismo conlleva”.

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