Recorrieron más de veinte países y volvieron al Fin del Mundo
Historias de Viajeros

Recorrieron más de veinte países y volvieron al Fin del Mundo

Julieta y Mathieu llegaron a Ushuaia por primera vez en 2006, cursando el embarazo de su primera hija a la que llamaron Ona. Catorce años después volvieron para reencontrarse con los paisajes y vivencias de la ciudad más austral. “Dimos la vuelta al mundo y volvimos a esta tierra, que marcó la historia de nuestra familia”, expresaron.
07/02/2020
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ulieta Schwartz (41) y Mathieu Hieltzer (43) volvieron al Fin del Mundo catorce años después de su primera visita, para volver a disfrutar de los paisajes y vivencias de Ushuaia junto a sus hijas Suanne (8) y Ona (13). En 2006, su primera travesía por la Patagonia cambió el rumbo de sus vidas.
Bajo el lema ‘Balise Jaune’ (en español, baliza amarilla), la familia salió de Francia en agosto de 2018, a bordo de su camioneta Land Rover Defender. Recorrieron más de veinte países, 55 mil kilómetros pasando por Malasia, Polonia, Alemania, Lituania, Emiratos Árabes, India, Rusia, Iran, Vietnam, entre otros; antes de llegar a la Argentina para emprender el descenso hacia Ushuaia.  
“Ushuaia es el fin del mundo, la ciudad más austral, pero además es la tierra del origen del nombre de nuestra primera hija”, señaló Julieta en diálogo con EDFM. Y recordó que hace 14 años, “fuimos al Parque Nacional y cuando bajamos del Cerro Guanaco, sentí sus movimientos en mi panza por primera vez. Elegimos llamarla Ona por esa conexión con este lugar”, dijo.
Julieta y Mathieu se conocieron en Francia. Ella se había radicado en ese país para trabajar como escenógrafa de cine, y en una de las producciones conoció a quien se convertiría en su compañero de vida. La viajera siente a Tierra del Fuego como “un lugar especial, que nos permite parar un poco, disfrutar la naturaleza”, además, mantiene un vínculo con nuestra provincia ya que sus padres vivieron aquí hace 45 años: su padre se desempeñó como médico y su madre fundó la Alianza Francesa.
‘Balise Jaune’ hace referencia en forma simbólica, a la baliza que se utiliza para marcar el camino en la ruta, y al color amarillo que significa vitalidad. “La energía que muchas veces necesitamos para seguir avanzando”, explicó Julieta. Y afirmó que este viaje representa “un estilo de vida, una búsqueda espiritual y una experiencia cultural muy importante para nuestra familia”.
Aseguró que “no somos los mismos después de este viaje de tantos días y tantos kilómetros”, y sostuvo que junto a sus dos hijas y su esposo Mathieu, “confirmamos que el mundo es muy distinto de cómo se muestra, y que no hay nada mejor que conocer, no sólo lugares sino gente maravillosa”.

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