n sujeto que abusó sexualmente de su hija de 9 años mientras estaba preso cumpliendo una condena por un abuso sexual anterior, fue finalmente condenado a 30 años de cárcel, tras la realización del juicio oral y reservado que llevó adelante la justicia de Ushuaia.
El Tribunal de Juicio en lo Criminal del Distrito Judicial Sur condenó al hombre identificado con las iniciales “P.J.A.” a la pena de 16 años de prisión por el “abuso sexual agravado, gravemente ultrajante y agravado por el vínculo” de su hija que ahora tiene 13 años de edad.
Como el sujeto estaba cumpliendo una condena anterior de 15 años de cárcel por abuso sexual, los jueces le unificaron la pena en 30 años de prisión.
La Justicia informó que en la primera jornada del juicio, el acusado se negó a declarar ante los jueces, pero más tarde accedió y “reconoció haber cometido el delito del que se lo acusó”.
El fiscal Eduardo Urquiza había requerido la aplicación de la misma condena que luego impuso el tribunal, mientras que el defensor oficial, Juan Carlos Núñez, había pedido una condena mínima y que se le proporcione a su defendido “contención psicológica”.
El caso que tuvo repercusión nacional cuando se dio a conocer en 2019, aconteció cuando la hija del sujeto iba a visitarlo al Anexo 1 del Centro de Detención de Ushuaia.
En junio de 2018, la niña le contó a su madre lo que le pasaba cuando visitaba al padre en la cárcel, y a partir de allí se formó la causa que derivó en el procesamiento y posterior enjuiciamiento.
La investigación demostró que efectivamente el recluso aprovechaba el horario de visitas del establecimiento carcelario donde se encontraba recluido, para abusar sexualmente de su propia hija.
El juez de instrucción 1 de Ushuaia, Javier De Gamas Soler, procesó al imputado y también al subalcalde del Servicio Penitenciario Provincial por no garantizar la seguridad del lugar.
Según reconstruyó la Justicia, la niña iba a visitar a su padre los domingos, en la Alcaidía de Ushuaia de la calle Goleta Florencia, que funciona como establecimiento carcelario de la capital fueguina.
Una vez que traspasaba los controles de entrada, acompañada de una tutora, ingresaba a una celda que su progenitor tapaba con “sábanas, cortinas y una frazada” para que no pudiera verse desde el exterior.
Los abusos -dedujeron los investigadores- ocurrieron durante el lapso de las 29 visitas realizadas entre agosto de 2017 y el 29 de julio de 2018, ya que un día después de la última vez que estuvo en la Alcaldía, la niña le confesó a su madre que “papá me toca y me hace cosas de grande”, según figura en la resolución judicial a la que accedió este medio.
El juez tuvo en cuenta como evidencia “el relato creíble de la víctima”, la pericia psicológica que demuestra “signos compatibles con abusos sexuales recientes” y el informe psiquiátrico donde se indica que el acusado posee “rasgos psicopáticos” y orientación hacia la “pedofilia”.
Si bien el sujeto, que también tiene otro hijo menor de edad, negó en su declaración indagatoria haber cometido el abuso sexual e incluso haber estado a solas con la niña, el magistrado valoró el testimonio de agentes penitenciarios y otros reclusos que coincidieron en haber visto entrar y salir solos de la celda al imputado y su hija.
La pequeña concurría al establecimiento llevada por una tutora, dado que la madre se niega a ver a su ex pareja, y en un pasillo de la cárcel era dejada sola con el padre durante todo el tiempo de duración de la visita, relataron los testigos.
