l resultado del balotaje para la elección presidencial sin duda representa un cambio fenomenal, o al menos eso pareciera indicar.
La voluntad popular ha determinado una vez más los posicionamientos pendulares de los últimos tiempos, solo que esta vez todo indicaría que se movió con más fuerza hacia el extremo opuesto.
Más allá de que el resultado esté indicando, por el motivo que cada quién prefiera establecer, el final de un ciclo político con una histórica derrota al Justicialismo no menos cierto resulta que comenzamos a transitar un escenario de incertidumbre al menos en lo inmediato.
La sorpresa del surgimiento de un dirigente que comenzó a transitar en el escenario político hace no más de dos años, sin experiencia, sin músculo político propio, lo que se refleja en la amplia dicotomía con que los resultados dibujaron el mapa político nacional donde el partido libertario no logró gobernadores ni intendentes y apenas modestas participaciones legislativas en los distintos niveles, hoy ese dirigente se erige como el próximo presidente de la nación.
Milei aprovechó la coyuntura y con una acertada lectura del clima político y social y de las demandas de la mayoría de la sociedad, al menos más acertada que la efectuada por Massa, logró acaparar la atención y apoyo de la mayoría de los argentinos.
El resultado está produciendo los primeros cimbronazos y a la luz de este la primera coalición política que hasta hace unos días parecía la alternativa al oficialismo se descascara cada vez con mayor velocidad.
A 14 días hábiles para el cambio de gobierno es de imaginar que el futuro equipo de gobierno ya estará armado y más allá de la reserva en darlo a conocer estará dispuesto a enfrentar un panorama de extrema complejidad con los peores indicadores sociales desde 2001, y con la imperiosa necesidad de demostrar que políticamente va a estar a la altura de las circunstancias ya que ahora la realidad será la de gobernar más allá de los clichés de campaña.
Y si bien es cierto que los principales ejes de gestión refieren a la economía, la realidad también indica que no todo puede resumirse al frío de los números. La necesaria e imperiosa construcción de consensos para dar forma a los cambios que se requieren hablan también de la necesidad de saber de política.
El pueblo argentino ha dado una muestra cabal de estar a la altura de las circunstancias y más allá de las denominadas campañas del miedo que unos y otros llevaron adelante intentando agitar tanto cuestiones económicas como institucionales llegando a poner en duda la transparencia del proceso electoral, hemos vivido una jornada democrática plena.
El alto nivel de concurrencia a las urnas, más allá del debate sobre el feriado, y la contundencia del voto positivo contra los agoreros del voto en blanco son una muestra cabal del compromiso cívico con el sistema de gobierno.
Solo resta esperar que nuestros representantes también logren estarlo.
¡Al gran pueblo argentino, salud!
