El viento hostiga a expedición fundadora de la base San Martín
El 6 de abril de 1951

El viento hostiga a expedición fundadora de la base San Martín

06/04/2016
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ldquo;Sopló un viento tan fuerte que se temió por la casa. Alrededor de las 3,00 de la madrugada ya nadie pudo seguir durmiendo por el ruido del viento. La casa se estremecía totalmente (…) Los perros sufrieron mucho y la tempestad mató a varios cachorros”, escribió el entonces coronel Hernán Pujato, en el parte que volcó con esta fecha en su diario.
“Ya no se trataba de si los tensores aguantarían esos embates sino si las distintas partes del enclenque edificio podría soportar esa furia sin salir volando (…) Los que armaron la casa no ajustaron bien los bulones para unir los paneles y ese detalle pudo habernos costado la vida a todos. Sin excepciones, estábamos compenetrados de la gravedad de la situación y supongo que, si algo le pedimos a Dios, fue que parara el viento” (Jorge Julio Mottet. Reminiscencias).
El blizzard había superado los 300 kilómetros por hora y el objetivo de la misión era el establecimiento de la base General San Martín, en las islas Dehmham. Para el alojamiento de los expedicionarios se utilizó una construcción erigida por la expedición inglesa de 1935-37, conocida como la Casa de Rymill.
Por la mañana, tres hombres intentaron hacer una observación del lugar. “La violencia del blizzard no nos permitió llegar a la cercana casilla meteorológica y varias veces nos tiró al suelo. Afortunadamente estábamos unidos por una cuerda, lo que evitó que alguno fuera arrastrado con riesgo de su propia vida. De haber ocurrido una cosa así, habría ido a dar al mar sin ninguna esperanza de salvación (…) Volver tampoco fue fácil. En algunos momentos nos veíamos obligados a gatear para ofrecer menos resistencia a la furia de las ráfagas”.
Cuando comenzó a amainar el viento, pudieron salir de la casa para constatar los daños. “Algunas antenas habían sido destrozadas por lo que nos quedamos sin comunicación con el mundo exterior” y “la casilla meteorológica a la que habíamos intentado llegar, pero no pudimos, también había sido destruida con la pérdida del material allí instalado” (Mottet).
“Los hombres de la Expedición Científica supieron desde el primer día lo que era la soledad, especialmente esa soledad  tan de ellos, agravada por los violentos temporales con los que esa zona los sacudiría a lo largo de esos meses” (Susana Rigoz. Hernán Pujato. El conquistador del desierto blanco).

Autor : Bernardo Veksler
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