ste día, la empresa Hitachi dispone el despido de un obrero. “Los cuatrocientos trabajadores consideraron un atropello la medida y exigieron en una asamblea su inmediata reincorporación. La negativa empresaria llevó a que (…) se ocupara el establecimiento (Bernardo Veksler. Rebeliones en el Fin del Mundo).
Pero el conflicto se radicalizó rápidamente. “La comisión de la UOM convocó a una movilización en apoyo al conflicto, logrando una adhesión de unas trescientas personas. La policía que rodeaba la planta, intentó impedir que la columna obrera llegara a expresarse solidariamente; para cumplir ese objetivo, cortó la energía eléctrica de todo el barrio y disparó gases lacrimógenos contra los manifestantes”. Los metalúrgicos respondieron lanzando piedras hasta que finalmente fueron dispersados. La batalla en medio de la oscuridad arrojó un saldo de varios obreros heridos”.
La represión causó la indignación de la comunidad riograndense y, al día siguiente, una masiva manifestación convocada por la UOM repudió la violencia policial. “Unas dos mil personas recorrieron las calles de la ciudad”.
El entonces gobernador del Territorio Adolfo Sciurano y algunos directivos de la empresa arribaron a Río Grande para negociar con los representantes obreros. Luego de intensas reuniones, se rubricó un acuerdo que dejaba sin efecto la cesantía del trabajador.
Fue uno de los primeros conflictos gremiales desatados por los que llegaron atraídos por la promoción económica y la radicación de la industria electrónica.
“En esos años se vivían muchas injusticias y la vida para el obrero era muy dura. Las primeras luchas fueron por aumentos de salarios y se limitaban a cada fábrica. Se hacían petitorios, se los presentaba ante los gerentes, que no tenían ningún poder de decisión, quienes lo giraban a Buenos Aires, eran gerentes por teléfono. En algunas ocasiones, los reclamos se mandaban por correo. Con respecto a las condiciones de trabajo, las presentaciones se hacían directamente al Ministerio de Trabajo”, recordó el metalúrgico Apolonio Benítez (op. cit.).
Fueron los primeros pasos del gremio metalúrgico, que se había nutrido de jóvenes que habían acumulado experiencias en otras regiones, quienes protagonizaron duros conflictos para obtener sus demandas.