ste día, sale a la luz Nuevos Rumbos, el primer periódico originado en el presidio de Ushuaia. En su número inaugural se afirmaba que “quizá es la primera vez que en una cárcel de América meridional se edita algo semejante”. Salieron otros dos números en mayo y se desconoce si tuvo continuidad.
“Quizá Ushuaia fue la única ciudad argentina donde pudo darse el fenómeno de un género periodístico que hemos denominado “carcelario”, ya que su fuente de producción era el presidio que dominaba la vida local. Uno de los factores para su surgimiento fue el hecho de que contara con una imprenta, que no sólo fue la primera, sino también la única durante cierto tiempo. Pero no debe dejar de señalarse que, detrás de esos esfuerzos, hemos de notar que hubo algunas personas que se preocupaban por elevar el nivel de los presos y dar algo de variedad a sus monótonas vidas”. (Arnoldo Canclini. El periodismo en Tierra del Fuego).
El historiador sostuvo que “de acuerdo con las menciones de algunos autores, sabemos que los periódicos fueron al menos cuatro”. Luego de Nuevos Rumbos, apareció “el más importante fue El Eco, que vio la luz en 1931”. Juan Carlos Basalo se refiere al “periódico manuscrito e ilustrado en colores El Inflador, redactado por reclusos. Se presentaba como Órgano de la Barra Amigos de la Cultura Física”. Reemplazaba a otro periódico semejante, El Loro. De éste dice un portal turístico, sin aclarar fuente: Durante un tiempo los presos tuvieron su propio periódico llamado El Loro, una hoja manuscrita que a veces tenía una tirada de un solo ejemplar que circulaba de mano en mano. La censura era perfecta, así que su contenido fue meramente deportivo, con algo de poesía”.
El Eco fue recordado por el periodista Aníbal del Ré “en su libro Ushuaia. El presidio maldito (…) En un capítulo titulado “El poeta del presidio” —un preso llamado Octavio S. Pico— decía lo siguiente, con poca exactitud: “Hasta hace poco tiempo se publicaba en la cárcel un periódico de dos hojas, dedicado exclusivamente a la publicación de las producciones de los penados, bajo la dirección del director de la escuela local, señor Jorge Reynoso. Ocasionó una verdadera fiebre de producir. A tal número llegaron los originales, que hubo de prohibirse toda nueva colaboración literaria”.
