uego de terminar la construcción de dos habitaciones y una ampliación externa con techo de chapas, “se inauguró la casa y (Víctor) Montes, que era además un gran agricultor, se quedó en el invierno mientras dos de sus ayudantes marchaban a Patagones y los otros dos a Las Salinas a trabajar por contrato en la extracción de sal” (Norma Sosa. Cazadores de plumas en la Patagonia). Desde ese momento, con el asentamiento en la isla Pavón, se estableció por primera vez una avanzada argentina en la Patagonia austral.
Luis Piedra Buena había tomado a esa isla como base de operaciones en la región. “La primera construcción debió iniciarse hacia 1859”, cuando el albañil Montes fue “contratado en Punta Arenas”. Durante dos temporadas se realizaron las obras, para las que se utilizaron “piedra y despojos de buques: aquellos restos de naufragios que habían sido acumulados por Piedra Buena en su prolongada experiencia de raque (derivado de wrack, naufragio en inglés)”.
Una vez inaugurada la vivienda, Montes “inició la huerta y el cultivo de papas, alfalfa, avena y hortalizas, además de un activo intercambio de plumas y pieles con los tehuelches. El plantel de animales se fue incrementando con seis borregas, un carnero y tres cabras”.
Estas instalaciones fueron visitadas por exploradores y funcionarios, por allí pasaron y se alojaron Carlos María Moyano, Ramón Lista, el perito Francisco Moreno y George Chaworth Musters. Luego de su casamiento con Julia Dufour, fue durante dos meses el hogar de los Piedra Buena, hasta que se marcharon a residir en Punta Arenas. La mujer recordó la “blanca casita” como “una gaviota reposada sobre las aguas de un mar tranquilo”.
Después comenzó la construcción de una empalizada y el emplazamiento de un cañón, “armamento que en varias ocasiones han alarmado a nuestros intranquilos vecinos del Estrecho”, dijo con sarcasmo el perito Moreno.
Piedra Buena en la zona austral realizó labores de caza y elaboración de aceite de lobos marinos y pingüinos en la isla de los Estados y comerció con Punta Arenas, donde llegó a tener una pequeña factoría. Pero, su presencia generaba inquietud en la avanzada chilena, que aumentó con el asentamiento en la isla Pavón. Ellos consideraron que tenía el objetivo geopolítico de “perturbar las actividades de la colonia magallánica”.
