Pobladores de Malvinas rechazan las medidas del gobernador
El 3 de junio de 1839

Pobladores de Malvinas rechazan las medidas del gobernador

03/06/2016
E

l interinato del teniente William Robinson en la administración de las Malvinas origina rechazos de los escasos pobladores del archipiélago. A pesar del dinamismo de su gestión en la refacción de los edificios incautados por el estado inglés, al ocupar por la fuerza las islas; los colonos consideraron que la cartilla que había difundido, conteniendo los deberes y las obligaciones de los habitantes, constituía una restricción a sus libertades.
En esos días, el clima estaba haciendo estragos, “nevó con una intensidad pocas veces vista, muriendo numerosos corderos y siete caballos de silla, lo cual era muy grave, pues la cifra de los disponibles para las faenas rurales se limitó a doce animales, cantidad menos que mínima para asegurar el abastecimiento de la población. Téngase presente que los habitantes se alimentaban casi exclusivamente de carne y pescado, y  la primera se obtenía de vacunos domesticados con mucha paciencia y pesado trabajo” (Ernesto J. Fitte. Crónicas del Atlántico Sur).
La situación generaba enormes penurias en los colonos, “cobijándose en chozas hechas de adobe o turba, de aspecto miserable, hacinados como bestias en una promiscuidad vergonzosa, sin distinción de sexo ni edades debido a la estrechez de las escasas viviendas, sufrían lo indescriptible por falta de ropa adecuada, pero ambicionando como el mejor premio a tantas privaciones, contar con madera de construcción para ampliar los espacios habitables”.
Un censo efectuado unos meses antes, daba cuenta que la población de la única aldea existente, Puerto Luis, se componía de “veintiún hombres, seis esposas, una soltera, ocho muchachos, cinco niñas y un sobrino; en el renglón mujeres localizamos a las tres criollas” que habían huido de la situación creada por la rebelión liderada por el gaucho Antonio Rivero. “Gregoria Madrid, ahora la señora de Mr. Parry, a Antonina Roxa que se ha casado y luce el nombre de Mrs. Antonina Kenney, y por fin a Carmelita, siempre con los dos hijos a cuestas, la cual acababa de unirse con Mr. Henry Penny. La abnegación evidenciada por Antonina en la asistencia de los enfermos, sus vigilias de comadrona atendiendo a las parturientas, y su destreza en el amanse de las vacas lecheras” la hizo merecedora de la entrega para su cuidado de catorce bovinos, para el abastecimiento de los pobladores.

Autor : Bernardo Veksler
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