Fitz Roy pone fin a la exploración del archipiélago fueguino
El 7 de junio de 1830

Fitz Roy pone fin a la exploración del archipiélago fueguino

07/06/2016
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ste día, la expedición comandada por Robert Fitz Roy atraviesa el estrecho Le Maire e inicia el viaje de regreso a Inglaterra, luego de realizar un exhaustivo relevamiento de las costas del archipiélago. “El aporte al conocimiento científico de la región fueguina fue considerable. Aparte de tablas de latitud y longitud, de observaciones meteorológicas, de mapas, de catálogos sobre mamíferos, pájaros, conchas y caparazones…” (Guillermo Giucci. Tierra del Fuego: la creación del fin del mundo).
En abril del año anterior, la expedición había tomado contacto con “los primeros salvajes” que había visto en su vida. Fitz Roy, de 23 años, escribió en su diario: “En la canoa había una mujer mayor, su hija y un niño, y en tierra había dos hombres fueguinos con varios perros. Sus figuras me recordaban los dibujos de los esquimales, siendo más bien por debajo del tamaño medio, envueltos en pieles rústicas, con el pelo colgando por todos lados, como paja vieja, y sus pieles de un color marrón rojizo, embadurnadas encima con aceite, y muy sucias. Sus rasgos eran feos, pero peculiares, y si se puede confiar en la fisonomía, indicaban astucia, indolencia, fortaleza pasiva, inteligencia deficiente, y falta de energía”.  
Semanas antes del retorno, el comandante había dispuesto como represalia por la desaparición de un bote, la captura de “dos hombres, tres mujeres y seis niños”, al considerar que con los salvajes sólo funcionaba el miedo al castigo. Tras “sucesivas fugas quedó la niña de 9 años Fuegia Basket (Yokcushlu), así llamada por los ingleses”. Luego, se aprehendió a “un muchachote de 26 años”, que apodaron York Minster (Ellaparu), y a “Boat Memory (su verdadero nombre no quedó registrado), joven alacaluf  de 20 años”, y, el 30 de mayo, se capturó “a un yámana de unos 12 años, que los ingleses apodaron Jemmy Button” (Orundellico).  
Fitz Roy evaluó los aportes que traería llevar a los fueguinos a Inglaterra “confiando en que los beneficios finales derivados de su conocimiento de nuestras costumbres y lenguaje compensarían la separación temporal de su propio país (…) comencé a pensar en las diversas ventajas que podrían resultar para ellos y sus compatriotas, así como para nosotros, por llevarlos a Inglaterra, educarlos ahí en la medida de lo practicable, y luego traerlos de vuelta a Tierra del Fuego” (op. cit.). 

Autor : Bernardo Veksler
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