uego de completar dos mandatos y parcialmente un tercero al frente de la Gobernación del Territorio Nacional de Tierra del Fuego, el teniente de fragata Juan María Gómez presenta su renuncia al cargo, con motivo de los cambios políticos producidos en el país, especialmente la asunción de Agustín P. Justo como presidente.
Cuando se produjo el golpe de estado de 1930, Gómez había abandonado por unos meses el cargo, hasta que fue confirmado en esa función.
Desde que asumió la Gobernación, en 1924, el marino propició “el traslado de la capital a Río Grande, pues entendía que Ushuaia, aislada y con poco terreno circundante, estaba impedida de cumplir las tareas de una metrópoli. Le preocupaba que la autoridad argentina pudiera hacer poco y nada en la zona norte” (Estela S. Noli. Ushuaia 1884 -1984).
Una de sus principales preocupaciones fue contrarrestar el clima de inseguridad existente en Ushuaia, representado por los ex penados que deambulaban por las calles durante la transición entre el cumplimiento de sus condenas y la llegada de “los transportes que los llevaran a Buenos Aires”. A partir de las medidas que dispuso, los liberados “fueron sometidos a un severo régimen de permanencia. Les estaba prohibido circular en grupos de más de dos, salir de sus domicilios entre las 18.00 y las 6.00 y los comerciantes eran sancionados si les expendían bebidas alcohólicas”.
Los conflictos que se habían suscitado entre las autoridades penitenciarias y gubernamentales pudieron ser encauzados. “El penal volvió a gozar de autonomía y se redujeron los episodios confusos que, durante la gestión anterior, envolvieron a reclusos, empleados y autoridades. Siendo independiente, la cárcel se reubica como institución de mayor peso por la superioridad de sus recursos”.
Durante sus mandatos se produjeron tres acontecimientos que superaron a su propia gestión en cuanto a la trascendencia histórica que adquirieron. En 1928, “la ciudad se conmovió con la llegada del primer avión, piloteado por el alemán Gunther Plüschow. El 22 de enero de 1930, arribó el Monte Cervantes, nave de la empresa turística A.M. Delfino, que encalló” en el canal de Beagle y conmocionó a los pobladores con la cantidad de náufragos que debieron ser alojados. “También en esa época llegó un grupo de confinados políticos que quedó muy grabado en la memoria colectiva de Ushuaia”.
