ste día, la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados de la Nación aprueba un dictamen, originado en un proyecto de declaración del diputado Martín Torres, por el cual solicita la “afectación del buque tipo B.D.T. “Cabo San Antonio” al cruce por aguas argentinas desde la provincia de Santa Cruz a territorio argentino en la isla Grande de Tierra del Fuego en jurisdicción del territorio nacional de la Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur”, como una forma de obviar la necesidad de tener que recorrer rutas chilenas para trasladarse por territorio nacional.
La comisión de la cámara baja había tomado en cuenta los anteproyectos de dictamen de sus similares de Asuntos Municipales y de los Territorios Nacionales, de Transportes y de Defensa Nacional que ya se habían expedido al respecto.
No obstante el avance que significó esta declaración, no tuvo consecuencias prácticas para beneficiar al tortuoso tránsito entre la isla y el continente.
Desde entonces no se produjeron cambios en la materia, pero el tema vuelve a instalase periódicamente. Cada vez que la irrupción de conflictos magallánicos o en las aduanas, los problemas climáticos o la migración estival generan dificultades al transporte.
En los últimos años, se sumaron iniciativas, se aprobaron normas, se realizaron estudios de factibilidad y hasta hubo un anuncio presidencial sobre la consumación del ansiado proyecto. Incluso se produjeron manifestaciones de los partidarios del “cruce corto”, entre punta Dungeness y el cabo Espíritu Santo, contra las argumentaciones de los que proponían el “cruce largo”, entre los puertos de Punta Loyola y Caleta La Misión.
El “cruce corto” motorizó la movilización de los integrantes de la Federación Popular de Transporte (FePoTra), que sostenía las ventajas de partir desde una playa en Cañadón Alfa, con un barco con capacidad para el traslado de pasajeros, automóviles y camiones; que permitiría cubrir la distancia de 30 kilómetros en una hora y media.
La otra postura proponía el cruce desde el semiconstruido y abandonado puerto Caleta La Misión, que exigía la realización de obras complementarias e imponía un trayecto marítimo mucho más largo.
Finalmente, los cambios políticos producidos en el país hicieron más utópica aún la posibilidad de concretar esta vieja aspiración fueguina.
