ste día, llega “de la costa sur el capitán Mils (Marcelo), Cauchicol (El Judas), Lucas y su mujer”, según la escueta información detallada en la cronología de ese año ordenada por Nelly Iris Penazzo (Revista Impactos N° 88).
Las Crónicas de la Misión Salesiana, dos días después, dieron cuenta de que el selk´nam “amedrentado por Chamorro se escapó” de la sede misional. Para entonces, los estancieros ejecutaban represalias contra los nativos que sustraían ovejas de su propiedad y Cauchicol estaba en la mira de los ganaderos.
Del nativo quedaron varios registros en las crónicas de la época. Su primera aparición se remonta a agosto de 1894, cuando los “misioneros y un abundante grupo de naturales se apiñaban junto al barranco para dar la bienvenida a monseñor José Fagnano que llegaba en gira de inspección. Entre el público sobresalía el gigantesco Kauchicol”, éste “se aproximó despacio” y “tomó a Fagnano por los hombros, lo enfrentó y lo apretó en un abrazo o algo parecido. El misionero salesiano retribuyó afectuosamente el saludo” (Juan Belza. En la isla del Fuego).
Según Belza, se trataba de “un respetable cacique. El nombre, según la costumbre, se lo había impuesto su padre (…) y significaba casa de mutilla” (una plantita trepadora de flores pequeñas). Sobre el apodo de Judas, el historiador salesiano desconocía “por qué el padre Beauvoir”, lo llamaba también de esa forma.
En 1898, volvió a ser mencionado en un parte policial, cuando la administración de la estancia Primera Argentina denunció que “los indios del costado de Punta María han cortado un trecho de alambrados más o menos de cuatro cuadras, derribando postes y llevándose un piño de ovejas (…) como 1.500 animales”. También habían saqueado “el establecimiento del señor Bridges” y robado “caballos de las comisarías y en los campamentos de la subcomisión de límites”, todos los incidentes fueron adjudicados a la “gente de Cauchicol” y su nombre también quedó registrado en la carátula del Juzgado Federal de Rawson.
Cuando se ejecutó la represalia, policías y personal armado de los estancieros detuvieron a medio centenar de nativos, la mitad de los cuales se fugaron luego del lugar de detención.
Cauchicol logró escapar de la encerrona y se refugió temporalmente en Harberton. Luego, su presencia se diluyó y no volvió a ser mencionado ni a dejar registro de su presencia.
