ste día, el Poder Ejecutivo Nacional promulga el decreto 10.739 por el cual se aprueba la construcción de un rompehielos en un astillero alemán, para prestar servicios en la Antártida Argentina y que sería bautizado General San Martín.
Esta decisión del gobierno peronista se debió a las incesantes gestiones efectuadas por el entonces coronel Hernán Pujato, quien después de comandar la expedición de 1951, llegó a la conclusión que “era imposible planear una penetración profunda hacia el sur continental” sin contar con ese tipo de navío. Por esa razón, desde el mismo momento de su regreso, fue “el primer tema que tocó con el presidente Perón”. Como parte de esa prédica, Pujato realizó, en setiembre de 1953, “una exposición ante el Gabinete Nacional, con la finalidad concreta de hacer comprender la necesidad que tenía el país, para poder continuar con sus actividades exploratorias, de adquirir un rompehielos” (Susana Rigoz. Hernán Pujato. El conquistador del desierto blanco).
La iniciativa comenzó a recorrer los circuitos administrativos y llegó a hacerse un presupuesto elevadísimo. Por esa razón, en Acuerdo de Ministros se acordó que “el país no estaba en condiciones de realizar una inversión de esa naturaleza”. Entonces, Perón le informó a Pujato que luego de estudiar “las propuestas. No sólo la construcción del rompehielos demora entre dos y cuatro años, sino que el costo oscila entre los 8 y los 14 millones de dólares. Gasto que como usted comprenderá, el país no puede afrontar”.
A pesar del rechazo, Pujato no se dio por vencido y “se contactó con el astillero Weser, Seebeck Werf, de Bremehaven, Alemania, que le pasó un presupuesto, por la construcción del rompehielos y en un lapso de nueve meses, de 3 millones de dólares”, la quinta parte de lo presupuestado por el Gobierno Nacional.
Finalmente, ante la evidencia de la exageración de los costos y tiempos de construcción oficiales, el “presupuesto fue aceptado y financiado por el Ministerio de Defensa, la Comisión Nacional de Energía Atómica y el Ministerio de Ejército”. Así, el rompehielos General San Martín “ansiado por Pujato se comenzó a construir”.
Luego de ser botado en el astillero alemán, llegó “al puerto de Buenos Aires el 29 de noviembre de 1954, listo para poner proa al sur” y participar en la 19º Campaña Antártica, en ese mismo verano.
