ldquo;Hoy es el día más corto del año. Y para nadie fue una novedad, pues desde el primer mes de nuestra vida orcadense, ya habíamos señalado ese día como el mojón que indicara el término del camino ascendente hacia una montaña inaccesible”, sitio a donde “es arduo llegar. Desde el 21 de junio en adelante, podíamos decir que “regresábamos”, ya que habíamos llegado al límite de los días cortos” (José Manuel Moneta. Cuatro años en las Orcadas del Sur).
El autor de esta descripción fue miembro del destacamento científico que se desempeñó en el Observatorio Magnético y Metereológico de la isla Laurie, en el archipiélago Orcadas del Sur, comandado por el danés Hugo Valentiner, del que participaron los alemanes Ernesto Bruhns, Roberto Plagge y Otto Zeiger, como cocinero.
La convivencia en esas condiciones extremas de aislamiento se ponía a prueba cotidianamente. “En cuatro años de experiencia en aquellas tierras, vi desfilar y sufrir a muchos hombres sensibles. Todo consiste en amoldarse a las circunstancias, buen espíritu, ejercicios violentos y acostarse solamente cuando se tiene la seguridad de poder dormir profundamente (…) Es muy triste hallarse lejos y despertar con la sensación de ver siempre las mismas caras curtidas de los camaradas (…) los ánimos se corroen lentamente; la amargura de la soledad nos va minando y en el exterior, en la distancia o en la soledad absoluta, en la investigación de una formación geológica, en cualquier cosa, es donde encuentro fuerza para soportar las nimiedades de los camaradas y allí hallo la necesaria corrección de mis defectos para que los otros puedan tolerar mis propias imperfecciones”.
El largo y tedioso invierno antártico se compensaba pensando en la ansiada primavera. “El 21 de setiembre era esperado con entusiasmo porque para esa fecha ya sería posible observar el regreso de algunos animales de la región y esto constituiría un gran consuelo para nuestra infinita soledad invernal”. En ese mes, “comienzan a pasar volando los grandes petreles”, se puede observar “que su número crece” día a día y que “llegan grandes bandadas de cormoranes” y los pingüinos para formar sus colonias. El “hielo se rompe por el norte y esto es suficiente para que los pájaros marinos puedan habitar ya en tierra firme, aunque para comer deban dirigirse al mar libre de hielo”.
